LAS ANCIANAS FAÉRICAS

Los seres del Mundo Faérico se caracterizan por vivir una vida larga y vigorosa. Es por ello que, llegada cierta edad, las grandes Damas de las razas faéricas deciden retirarse al Bosque Mágico e ingresar en el Círculo de las Ancianas. Es tradición que, cuando se encuentran perdidas o necesitan consejo, las propias Damas Blancas acudan a ellas en busca de su sabiduría

Tyria es famosa por haber sido la primera Dama Esmeralda que unificó a las seís tribus de faunos del Mundo Faérico. Bajo su mandatos, los faunos dejó de ser considerados como una raza inferior. También creó la Guardia del Bosque, el cuerpo de élite de guerreros faunos que vela por el equilibrio natural en todas las tierras que cubren y amparan las sombras de los grandes árboles. Sin embargo, un buen día, descubrió que un tenue velo gris cubría su mirada. Los chamanes achacaron su mal a la vejez y afirmaron que no existía cura. Resignada e interpretando la desgracia como un presagio, decidió retirarse al corazón del bosque y pasar el testigo a su poderosa hija Édera, que la sustituiría como nueva Dama Esmeralda.

Melusina fue un hada ágil y poderosa. Eran famosos su dobles tirabuzones en el aire en mitad de las batallas. La mezcla de su magia de batalla y su rapidez surcando los aires la convirtió en la Dama Irisada más temida en toda la Historia del Mundo Faérico. Sin embargo, un día, levantando a su nieto Hábasar, siendo este un tierno bebé de hada que yacía en su cuna, sintió un terrible latigazo en la espada. Los hados sanadores le aseguraron que no podría volver a volar y que no había hechizo capaz de revertir su nueva condición. Entendió aquel hecho como una señal de los astros y tomó una dolorosa decisión: pasar el testigo a su hija y retirarse por siempre del mundanal ruido.

Kyara fue Dama Blanca durante cien maravillosos años de paz y armonía entre las razas faéricas. El potente brillo de su cuerno sirvió de guía a los seres mágicos. Pero un día llegó en que empezó a notar que su oído era cada vez menos fino. Primero dejó de escuchar el aleteo de los pájaros, luego su canto, con el tiempo acabó por no poder escuchar siquiera el rugido de los truenos en una noche de tormenta o las quejas de su propio pueblo. Toda la magia del Mundo Faérico no bastó para devolverle su antiguo oído. Terminó por entender que se trataba de una señal: la propia Aguja de Nácar la estaba anunciando que su tiempo había acabado y que debía retirarse para dejar paso a las nuevas generaciones de Damas Blancas. Satisfecha tras un siglo de trabajo bien hecho, decidió retirarse al corazón del Bosque Mágico, donde vive con el resto de sabias ancianas Damas del pasado.

Sin embargo, algo ha turbado el apacible retiro de las Ancianas. Algo o alguien perturba el equilibrio del Mundo Faérico y las tres han sentido la llamada vibrante de la Aguja de Nácar. El destino aún las necesita y ellas, a pesar de la edad y sus achaques, están dispuestas a acudir a la cita.


LAS ANCIANAS FAÉRICAS

Presentación

Ellas son las ancianas que gobernaron el Mundo Faérico en el pasado, retiradas del mundanal ruido viven en el corazón del Bosque Mágico desde donde velan por el mantenimiento del orden arcano. Pero las recientes turbulencias en los canales mágicos las han forzado a abandonar su guarida y sacar a relucir sus antiguos poderes para devolver el equilibrio a su mundo. ¡Mostrad vuestros respetos ante las Ancianas Faéricas!


El trío

Tyria

Tan antigua como los mismísimos árboles del bosque, fue antaño la líder que unificó a todos los faunos del Reino Faérico en un mismo clan. Las raíces de los árboles son su especialidad y, aunque algunos afirman que cada vez ve peor, dicen que conoce todos los secretos de la naturaleza ¡Besad las pezuñas de Tyria, la Anciana Esmeralda!

Melusina

La más sabia de las hadas que jamás han surcado los aires del mundo. Cuentan que conoce hechizos ocultos y poderosos, y que, aunque su vuelo ya no sea el más elegante, su experiencia compensa con creces la artritis de sus alas. ¡Alzad la vista ante Melusina, la Anciana Irisada!

Kyara

Una de las más poderosas Damas Blancas que jamás ha dirigido los designios del Reino Faérico. Su cuerno siempre fue el más brillante y cegador y su porte el más refinado. Las malas lenguas cuentan que se retiró debido a una incipiente sordera que le impedía escuchar las quejas de su pueblo. ¡Admirad la elegancia de Kyara, la Anciana Añil!

 

LOS BUCANEROS

Siendo solo un niño, John Nathaniel viajaba en el Calypso, capitaneado por su padre, el célebre pirata Alban Nathaniel. Jugaba al escondite con el contramaestre cuando, de repente, fueron abordados por dos naves corsarias rivales. John se quedó escondido, tembloroso, detrás de unos barriles mientras observaba como aquellos salvajes mataban a su padre y a sus hombres a sangre fría para robarles el botín. En el fragor de la batalla, el barco se incendió y John Nathaniel sobrevivió agarrándose como pudo a un madero flotante. Tras horas a la deriva, despertó en las playas de Isla Calzaria con el alma rota y sin un motivo para seguir viviendo. Allí fue encontrado por Railey, un huérfano hijo de nadie, pero muy avispado, que advirtió en sus ojos el inmenso vacío de la mar océana.

El mocoso no pudo sino solidarizarse con una profunda soledad que identificó con la propia. Tampoco él había tenido un padre y cuando había preguntado a su madre, sobre quién había sido su progenitor, ella, con la mirada triste, le había respondido: “Tú eres hijo del mar”. Fue Railey quien le apodó John Nathaniel, el Impávido, y también fue él quien le convenció para convertirse en hermanos de sangre y enrolarse como grumetes en un barco pirata. Ambos devinieron un dúo imparable que luchaba de una forma particular. Espada en mano y espalda con espalda, se encargaban siempre en batalla de cubrirse el uno al otro, como si temieran perder el único lazo humano que les quedaba en el mundo.

Las vicisitudes de la vida llevaron a los dos bucaneros a convertirse en parte de la tripulación de La Niña, la tan célebre como temida nave del corsario Efraín Jacobs, el Ladrón de Barlovento. Fue allí donde, en el fragor de las guerras de la Conquista Pirata, salvaron la vida de Cristóforo, contramaestre de Jacobs. Este, en agradecimiento, les nombró escolta personal de la reina Mairim, a quien protegieron con celo y con quien forjaron una tierna y sincera amistad.

Fruto de alguna de esas dos relaciones –aunque ni siquiera John y Railey tengan muy claro de cuál de ellas– nació Elora, la Princesa Pirata. Como hija primogénita de Mairim Lancaster, la niña se convirtió por derecho, no solo en la heredera del trono de huesos de su madre, sino también legítima candidata a heredar el mismísimo Trono de Ámbar, que fue usurpado a su familia décadas antes.

La reina tuvo a bien encargar a los dos piratas que se convirtieran en los guardianes de Elora y la protegieran con sus vidas como antes había hecho con ella. Separándose muy a su pesar de su amada Mairim, los dos hombres se embarcaron con Elora y el resto de su tripulación para emprender un viaje que debía curtir a la Princesa y convertirla en una brava bucanera digna de todos los honores que el futuro le deparaba. En esa empresa, se convirtieron en cuidadores, nodrizas, maestros de esgrima y contadores de cuentos. Elora creció rápido para convertirse en una mujer intrépida y fuerte, que siempre llamó a John y Railey “papá y papá”. De ellos aprendió a disparar, a atar los cabos a la cornamusa, el nombre de todas las velas de un barco y a manejar el sable con asombrosa precisión. Ahora, la Princesa Pirata se considera lista para jugar el importante papel que el destino tiene preparado para ella, algo que, sin duda, va a emprender de la mano de sus dos padres y con el referente, siempre presente, de su poderosa y regia madre la que, para Elora, es un modelo de virtud, inteligencia y bravura que siempre ha de servirle de guía y referente.


LOS BUCANEROS

Presentación

Ellos son temidos tanto en el mar como en tierra firme. Sus ansias de correr aventuras y encontrar tesoros enterrados les hacen navegar sin rumbo fijo por los mares de Calamburia. Han venido con el propósito de ayudar a la Princesa Elora a convertirse en una bucanera digna de heredar un día el Trono de Huesos de su madre. ¡Un brindis por los Bucaneros!


El trío

Elora

Desde su más tierna infancia, Elora ha sido la princesa pirata más temida de los siete mares. Se crió entre abordajes y botellas de ron, bajo la atenta mirada de su madre, la reina Mairim y de sus dos padres, que la acompañan dondequiera que va formando su pequeña tripulación particular. ¡Levantemos nuestros sables a mayor gloria de Elora, la Princesa Pirata!

John Nathaniel

Hijo del célebre pirata Alban Nathaniel, y único superviviente del hundimiento del Calypso. Desde que vio morir a su padre y sus tres hermanos mayores, se convirtió en un niño incapaz de mostrar sus sentimientos. Pero ahora que tiene una familia, una hija a la que adora y una causa por la que luchar, así que está mejorando en sus habilidades emocionales. ¡Un hurra para John Nathaniel, el Impávido!

Railey

Railey nació en un lupanar de Isla Calzaria donde se crió como chico de los recados, pero sus ansias de aventuras le llevaron a embarcarse como grumete en un barco pirata. Allí hizo buenos amigos, aprendió a usar la espada sin cortarse y conoció a una reina Pirata de la que se enamoró perdidamente. ¡Dispongan cañones y disparen una salva por Railey, el Hijo del Mar!

 

LOS ENANOS HERREROS

En su juventud, Otalan era un gran guerrero. Hijo mayor de uno de los más nobles clanes del pueblo enano heredó de su padre el título de Señor de los Túneles, que le convertía en el guardián del flujo de la magia arcana. Ha sido amigo de archimagos y damas blancas y ha compartido con ellos su cerveza, que él mismo destila con sus propias curtidas y callosas manos. Su padre concertó su matrimonio con su prima Elga, recién nombrada Dama de Acero y señora de las suertes de todos los clanes enanos. De ella, célebre forjadora de armas místicas, aprendió Otalan las mil formas de leer el alma de los metales. Ella forjó ante los admirados ojos de Otalan, la varita del mismísimo Alfrid, segundo archimago de la Torre de Escuchaín. Fruto del conveniente matrimonio de Elga y Otalan, nacieron dos valerosos enanos que aprendieron de su madre las artes de la forja mágica, aunque la Dama de Acero sigue recriminando a su marido no haber sido capaz de darle una hija que pueda heredar su título y funciones.

Dagaz, el mayor, nació diez minutos antes que su hermano y, con solo veinte años, fue nombrado Herrero Mayor de la Fragua Arcana. Autoexigente y perfeccionista, se especializó en el tallado de gemas mágicas y el manejo de runas, y colaboró en la mejora de algunas de las armas legendarias de Calamburia y el Reino Faérico. De su padre, aprendió el manejo de las armas en batalla donde sus favoritas son las hachas, que lleva siempre muy afiladas y con las que trocea a sus enemigos. Su eficacia y precisión en el desmembramiento de sus enemigos a los que siempre corta en vida orejas, brazos y piernas, y siempre en este estricto orden, le hicieron ganarse en su clan el sobrenombre de Dagaz, Filo-Voraz.

Isaz, por su parte, es el segundo nacido, hijo menor del Señor de los Túneles y la Dama de Acero. Lleva con orgullo ser el varón con la barba más poblada del clan, aunque los jóvenes hacen burla de su frondosa mata de pelo aludiendo a que nació con tanto bello facial que sus padres casi lo confunden con un oso cavernario. Entusiasta y atrevido, también aprendió de su madre el arte de la forja mágica, que pretende elevar al siguiente estadio de su evolución. Ya que sabe que no heredará de sus progenitores cargo alguno, ha decidido poner todo su empeño en ser el mejor herrero de la historia. A él se debe la invención del hacha de siete filos, la hoja de los mil pliegues, así como del mazo arcano que golpea solo. Sin embargo, y consciente de que es el hijo de un gran guerrero, tampoco ha descuidado esa parte de su formación. Experto en aplastamiento de cráneos, las carnicerías que ha logrado perpetrar en el fragor de la batalla le han hecho ganarse el sobrenombre de Isaz, Martillo-Pilón.


LOS ENANOS HERREROS

Presentación

Ellos viven en las más profundas grutas del Mundo Faérico. Sus habilidades para la forja de armas mágicas y la excavación de túneles solo son equiparables a su capacidad de engullir inmensas cantidades de cerveza. Son los encargados de que las galerías que hay bajo la Aguja de Nácar se mantengan siempre activas y por ellas fluya la magia arcana que equilibra los dos mundos. ¡Alcemos nuestras jarras de cerveza a la salud de Los Enanos Herreros!


El trío

Isaz

Él es el menor de los hijos del Señor de los Túneles y la Dama de Acero, entusiasta y atrevido, sus hermanos siempre se ríen de él por haber nacido con la barba más poblada de su clan, aunque es un distintivo que lleva con orgullo. Su manejo de la maza en la forja le permite crear las armas más poderosas y alocadas; en batalla, es capaz de usarla con la misma pericia pero con efectos mucho más destructivos. ¡Alzad vuestro acero a la salud de Isaz, Martillo-Pilón!

Dagaz

Es el hijo mayor del Señor de los Túneles y la Dama de Acero por tanto, el futuro dueño de toda la tierra que se extiende bajo el Mundo Faérico. Perfeccionista y escrupuloso, con sus hachas es capaz de tallar las más delicadas piedras preciosas, que luego usa para engarzar en las armas. En la batalla, es capaz de trocear a sus enemigos con la misma precisión. ¡Entrechocad vuestra hachas ante Dagaz, Filo-Voraz!

Otalan

Guardián de las galerías subterráneas, Herrero Mayor de la Fragua Arcana y esposo de la Dama de Acero. Cuentan que en su juventud, reforjó los emblemas rúnicos que hoy sirven al mismísimo Archimago y a la poderosa Dama Blanca ¡Postraos ante Otalan, el Señor de los Túneles!

 

LA CORTE DE ÁMBAR

Zoraida es la menor de los trillizos reales, los tres hijos de la reina Melindres y el difunto rey Sancho I, el Breve. Cuando nació, Melindres le puso por nombre Zoraida en honor a la Reina Madre Zora von Vondra. Desde el principio, se dice que su candor ablandó al mismísimo Escorpión de Basalto y que el frío corazón de la abuela se mostró exultante con el nacimiento de su primera nieta, para la cual quiso procurar la mejor de las educaciones. De carácter dulce e inocente, aunque también alocado y travieso, la pequeña Zoraida era la verdadera líder de las trastadas que realizaba con sus hermanos en la corte, aunque solía salir indemne a diferencia de los infantes a los que se les solía achacar, no solo la responsabilidad de las travesuras, sino el hecho de haber arrastrado a la infanta hacia el mal comportamiento.

A pesar de que su familia ya está tratando de concertarle un matrimonio que garantice la paz en Calamburia, el sueño de la princesa es correr innumerables aventuras a lomos de un unicornio de batalla, matando dragones y rescatando príncipes en apuros. Aunque es valiente y decidida, su carácter cándido y descuidado siempre termina por causar estragos que los que la rodean tienen que remediar. Sin embargo, gracias a su carácter dulce e inocente, todos en la corte la aman y respetan, e incluso tratan de ocultarle sus meteduras de pata.

Su madre y su abuela decidieron que fuera instruida por dos tutores que, aunque muy distintos, serían capaces de hacer de ella una dama refinada a la par que una mujer de mundo. Ese es el trabajo de Periandro y Cristóforo que, aunque tengan sus tiranteces, derivadas sin duda de sus formas opuestas de ver el mundo, se sienten unidos por una importante misión: educar y proteger a una joven por la que ambos sienten un amor reverencial. Y es que, aún sin saber cómo, y a pesar de su alocado comportamiento, la princesa se hace querer por todos.

De pequeño, Periandro Sybila fue el mejor alumno de su promoción en la Torre Arcana de Skuchaín. Y es que, a pesar de su talento natural, siempre se esforzó en superarse para contentar a su tía, la insigne erudita Minerva Sibyla –jefa de estudios de la Escuela de Impromagia– y, si no superar, al menos igualar los logros de su hermana Aurora Sibyla, la célebre alquimista. Tras años de duro esfuerzo, la excelencia de Periandro en el dominio de los conocimientos arcanos así como el abrumador potencial de sus poderes mágicos le hicieron granjearse su doble titulación convirtiéndose, a la vez, en impromago y erudito, consiguiendo así un hito histórico que nadie había conseguido antes. Si bien, por los pasillos de la escuela ya se rumoreaba que, tarde o temprano, Periandro acabaría por convertirse en el sucesor del Archimago Kórux, un buen día, el poderoso hechicero lo llamó ante su presencia y le encomendó una misión de suma importancia para el devenir del reino. Se mudó a la corte y se le encomendó tutorizar a la pequeña infanta Zoraida, un trabajo ya de por sí difícil que, además, tendría que compartir con un filibustero zafio y haragán, que se empeñaba en dificultar aún más su importante cometido. Sin embargo, Periandro ha tomado su tarea con la seriedad y diligencia pues está convencido –y puede que no se equivoque– de que se trata de una prueba de fuego ideada por Kórux para que el mago-erudito demuestre su valía y sea nombrado siguiente Archimago de la Torre Arcana.

Cristóforo es un bregado filibustero que nació en Isla Calzaria. Hijo de algún marinero borracho y de la dueña de una taberna del puerto, tuvo que granjearse una posición con su tesón y esfuerzo personal. La suerte le llevó a entrar como marinero de La Niña, la temida nave del corsario Efraín Jacobs, el mayo filibustero que jamás hayan visto los siete mares. Gracias a su fidelidad a la causa pirata durante la guerra, terminó convirtiéndose en contramaestre del mismísimo Ladrón de Barlovento. Hoy, la reina Mairim le ha encomendado una difícil misión: viajar a la corte de Ámbar como presente humano y señal de paz entre los reino vecino. Sin embargo, Efraín, por su parte, le ha encargado otra misión paralela que ni la misma reina conoce: ser los ojos de Calzaria en la capital de Calamburia.


LA CORTE DE AMBAR

Presentación

La infanta Zoraida cree saberse lejos de las obligaciones vinculadas al peso de la corona. Por orden de su madre y su abuela, sus tutores y protectores la enderezarán para convertirla en toda una dama hecha y derecha. Quién sabe si para conseguir una alianza con su matrimonio o para ser el adecuado recambio por si algo sucediera a sus hermanos mayores ¡Saludad con una graciosa reverencia a la Corte de Ámbar!


El trío

Zoraida

Infanta real, hija de la reina Melindres y el difunto rey Sancho y tercera en la línea de sucesión. Despreocupada y risueña, pasa sus días soñando con correr innumerables aventuras, viajar a países lejanos, rescatar a príncipes en apuros y ¿quién sabe? Quizás incluso… ¡tener su propio unicornio! ¡Inclinaos ante Zoraida, la Infanta de la Corte!

Cristóforo

Bregado marinero natural de Isla Calzaria, fue entregado como ofrenda de paz a la Corte de Ámbar por parte de la reina pirata Mairim y con ello pensó que su suerte había mejorado. Pero tras serle encomendado la misión de cuidar de la pequeña e intrépida infanta, no tardó en arrepentirse. Por suerte en las bodegas reales nunca falta algo de alcohol con el que ahogar sus penas. ¡Alzar vuestras botellas de ron a la salud del Capitán Cristóforo!

Periandro

De pequeño fue el alumno más aventajado de la Torre de Skuchaín. Su excelencia en el dominio de los conocimientos arcanos así como el potencial de sus poderes mágicos le hicieron granjearse su doble titulación, incluso, se escuchaba frecuentemente su nombre como posible sucesor del actual Archimago. Sin embargo, inesperadamente, Kórux le mandó a vivir a la corte con una importante misión que pondría a prueba su legendario temple: enderezar a la Infanta real. ¡Un saludo para Periandro, el Mago-Erudito!

 


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