Tasac nació en una noche de luna llena. Los lobos aullaban y los chamanes corrían de un lado para otro preparándolo todo ya que Córugan, el más poderoso de entre ellos, iba a asistir al nacimiento de su primer hijo varón. Galorra, la mujer que daría a luz al bebé no era su esposa, los guerreros salvajes raramente se emparejaban para toda la vida y tanto Galorra como Córugan eran guerreros. Lo que aquella salvaje no esperaba era que el parto se complicara y perdiera tanta sangre. La magia curativa de los chamanes no pudo revertir el daño causado y el resultado fue la muerte de la madre. El niño, que había nacido demasiado pronto, fue débil y enclenque. Córugan se dispuso a dejar que las mujeres del clan lo criaran y así fue durante los primeros años de su vida, pero Todo cambió el día que Tasac cumplió los seis años. Los niños mayores del clan se estaban burlando de él, como solían hacer, llamándolo “pocacosa” y “sinmadre” cuando él, harto de sus abusos, lanzó un rugido. Lo hizo con todas sus fuerzas y retumbó contra la ladera de la montaña tal como lo haría el de una bestia feroz de descomunales proporciones. El atronador sonido y los ojos inyectados en sangre del mocoso helaron la sangre de todo el clan. Tasac perdió la conciencia después de aquello, al despertar, lucía la marca arcana de la casta Férox en su frente. Estaba en una tienda, con su padre que le contó que había estado cuidando de él ya que llevaba tres días inconsciente.
A partir de ese momento, el chamán lo tomó como aprendiz y le enseñó los secretos de la magia salvaje. Poco a poco, el solitario niño fue forjando con su padre un vínculo cada vez más fuerte que le permitió pensar que, al fin, tenía una familia y era querido por alguien. Sin embargo, su suerte volvió a virar inesperadamente el día que Córugan desapareció. Las ancianas salvajes le contaron que su padre se había sacrificado para salvar a toda Calamburia pero eso no le consoló. Se volvió taciturno y esquivo, hasta que un día recibió una carta inesperada. Provenía de la Torre Arcana de Escuchaín y le informaba de que había sido seleccionado para asistir en calidad de aprendiz. Movido por la curiosidad, viajó a traves de páramos y desiertos, y llegó a la Torre. Allí, para su sorpresa le recibió un hombre que tenía el mismo aspecto que su padre, pero que lucía muy distinto. Parecía más culto y refinado, y mucho más poderoso. De hecho, a Tasac le pareció el hombre más poderoso que había visto nunca. Se identificó como Córux, Archimago de la torre y le informó de que se le había seleccionado a pesar de no ser ya un niño –como era costumbre– porque era algo que le debía a alguien muy importante para él. Confuso, Tasac empezó sus clases y, poco a poco, fue aprendiendo a manejar su varita, mucho más ligera y precisa que el cayado con el que su padre le enseñó a hacer sus primeros y rudimentarios hechizos. Sin embargo, aún en su fuero interno, se pregunta qué fue realmente de su padre y quién es en realidad aquel hombre que le ha traído a la torre como aprendiz.
Férula Selmit y Gónagan Clamil fueron dos brillantes estudiantes de impromagia pertenecientes a la casta Rédigit, hijos, a su vez, de varias generaciones de matrimonios entre magos. Desde que se conocieron en la torre, se desarrolló entre ellos un lazo irrompible basado en la amistad y la mutua admiración. Férula era experta en la magia de batalla mientras que Gónagan era un portento con las invocaciones. Cuando crecieron y se graduaron las ascuas de la amistad dieron paso a las llamas del amor, por lo que decidieron unir sus destinos para siempre. Sus familias celebraron la unión, pues a todos parecía una bendición. No tardaron en llamar la atención de Minerva Sivila, que los propuso como profesores de la Torre. Tuvieron una única hija que llamaron Anaid, en honor a su abuela materna. Siendo como era descendiente de dos de los más poderosos impromagos de Calamburia, empezó a manifestar su inmenso poder a una edad muy temprana. Como si de una esponja se tratara, la niña aprendía con suma facilidad los más variados hechizos a niveles ciertamente inusuales para su edad, por lo que en el claustro se la vino a conocer como la Bruja Prodigio.
Aunque aparentemente todo estuviera a favor de la carrera de la pequeña impromaga, su evidente superioridad no lograba que congeniara con sus compañeros de la Torre. Su arrogancia y autoexigencia la convirtieron en una niña solitaria. Quizás fue por eso que, al conocer a Tasac, otro niño retraído y esquivo, trabaron una extraña relación de mutua dependencia que ambos se negarán a llamar amistad. Ahora que ambos han superado el examen, están dispuestos a poner sus varitas al servicio de la corona para tratar de poner un poco de orden en el Éxodo Faérico.
LOS JÓVENES IMPROMAGOS
Presentación
Descendientes de algunos de los más poderosos magos de Calamburia, son la esperanza del reino y el futuro de la Torre Arcana de Escuchaín ante el caos mágico que se avecina. ¿Estarán a la altura de lo que se espera de ellos? ¡Alzad vuestras varitas ante los Impromagos!
La pareja
Anaid
Orgullo de la casta Redigit y nacida de dos de los mejores profesores de impromagia, desde pequeña asombró a sus propios padres dominando los hechizos más complejos con admirable facilidad. Sus dotes la han llevado a seguir el camino impuesto y despreciar la inutilidad de sus compañeros. ¡Admirad el poder de Anaid, la Bruja Prodigio!
Tasac
Él es el único hijo de Córugan, el más grande de los chamanes salvajes que jamás existió. A pesar de pertenecer por su linaje a la casta Ferox de magos salvajes, posee un fondo tierno y dulce que, para su vergüenza, le convierte la antítesis de lo que cabría esperar de su linaje. ¡Aullad como lobos ante Tasac, el Mago Salvaje!