Los Colonos

Walter Kennedy siempre fue un soñador. Trabajaba en su tienda de venta de alfombras, un negocio que había heredado de su padre, y que le procuraba unas rentas más que generosas. Podría haberse retirado, mientras veía cómo sus ganancias aumentaban año a año, pero él quería más. Deseaba recorrer mundo, vivir aventuras, ¡revelar secretos ocultos para los hombres! Y deseaba vivir todas esas nuevas experiencias montado en un barco. Algo en su interior le llamaba a transformarse en marino.

De modo que un día empezó a ahorrar parte de sus ganancias y a destinarlas a un ambicioso proyecto: deseaba comprarse un barco, un buen navío de tres palos, conseguir una tripulación y surcar los mares para vivir aventuras. Ahorró durante años, pero al fin un día consiguió el dinero suficiente, de modo que vendió su negocio de alfombras, y sin apenas conocer cómo se manejaba un barco, compró los servicios de una docena de marinos experimentados y se lanzó al mar. A partir de entonces todo el mundo le llamaría Capitán.

Sus viajes le procuraron muchas aventuras, y también algo de dinero. No ganaba tanto como cuando era comerciante, pero era feliz.

Pero un día le sucedió algo que no esperaba. Mientras su barco recorría las aguas en mitad de la noche, el vigía dio la voz de alarma: había un velero encallado cerca de los arrecifes que rodeaban la isla Kalzaria. Al aproximarse, la tripulación del Capitán halló un único superviviente: James Fox. A pesar de que llevaba días sin comer, y de que el salitre había agrietado sus labios, el joven marino no perdía la sonrisa: tenía algo importante que contar.

En cuanto se hubo recuperado, Fox relató a la tripulación que su barco se había perdido en un banco de niebla. Cuando lograron salir, fueron a dar a una porción de mar que no se correspondía con ninguna de las cartas de navegación. A lo lejos el vigía vislumbró tierra. Una tierra desconocida e inexplorada llena de nuevas oportunidades. Los marineros decidieron poner rumbo hacia allí para explorar, pero les atrapó una furiosa tormenta que les arrojó a las aguas. Sólo él consiguió vivir… gracias a la ayuda de una amistosa y bella tritona.

Los relatos de los tritones eran frecuentes entre los marinos pero, ¿una tierra nueva? ¡Aquélla sí que era una gran noticia! Al momento, la cabeza del Capitán se llenó de nuevas ilusiones. Con James Fox ya integrado en su tripulación, regresó a Calamburia y pidió audiencia con la reina Sancha para proponerle un proyecto: crear una flota de barcos colonizadores que se alejaran del continente en busca de nuevas fronteras.

Sin embargo, a la Reina todas aquellas historias le parecieron una patraña. ¿Cómo iban a ser ciertas? En cientos de años nadie, nunca, se había encontrado con tierra más allá del continente y de la isla Kalzaria.Y así rechazó subvencionar el proyecto.

Pero el Capitán Kennedy no pensaba rendirse tan fácilmente. Con los pocos ahorros que le quedaban pagó a los inventores Teslo y Katurian para que implementaran ciertas modificaciones en su barco que le permitieran navegar más rápido y mejor, ¡y vaya si lo consiguieron!

Hoy día, el navío de los colonos se dedica a cartografiar los mares más allá de lo que ninguna otra nave lo haya hecho jamás, tras la esperanza de encontrar la tierra que un día avistó el joven James Fox y alcanzar, de este modo, una fama que les otorgará el favor de la Reina, y que les introducirá en la historia de Calamburia.

Con el tiempo, Fox dejó el oficio de marino para asentarse en tierra y vivir una vida algo más… estable (algunos dicen que continúa enamorado de la tritona, y que por eso mismo ha decidido remendarse y hacer su vida como una persona “normal”), de modo que Walter Kennedy ha decidido contratar un nuevo grumete: Cameron, un muchacho lleno de pasión -tal vez demasiada pasión- por el mar, por navegar, vivir aventuras… y viajar a la isla Kalzaria. Está obsesionado por conocer a Mairim Lancaster. Con el tiempo Walter ha deducido que su grumete, en realidad, lo que desea es casarse con la señora de la isla. En el fondo, esto no le importa siempre y cuando Katrina se modere y entienda que hay otros viajes como prioridad… y que quizás sea él quien contraiga matrimonio con la señora de la isla.

Lo que no le ha gustado tanto han sido los rumores que corren en Instántalor, y que aseguran que Cameron es de la familia Colby, un noble venido a menos que, por no poder heredar lo suficiente, fue obligado a vivir una vida monacal. Peor aún… hay quien dice que en realidad su grumete no es un chico… ¡sino una mujer!

¡Tonterías! Eso no son más que habladurías de otros marineros envidiosos, que anhelan llevar una vida como la del capitán, tan colmada de aventuras y proyectos.

 


LOS COLONOS

Presentación

Son expertos marinos que desean estar al servicio de la Reina con una única misión: navegar más allá de la tierra de Calamburia, salvar los peligros que puedan ofrecerles los mares ignotos y, si tienen la suerte de hallar tierra desconocida, reclamarla para gloria de la Corona. ¡Ellos son, los Colonos!


La pareja

Capitán Walter Kennedy

No era más que un simple comerciante, pero siempre tuvo un sueño: conseguir un barco y surcar los mares con él. Ahora que ha ahorrado el dinero suficiente para comprarse un navío, sólo desea que la Reina se fije en su proyecto y subvenciones de una vez sus viajes.

¡Un honorable saludo para el capitán Walter Kennedy!

 

Cameron el Imberbe

Es un apasionado del mar, los marineros… e incluso los piratas! Su sueño es viajar a Kalzaria y conocer en persona a Mairim Lancaster, la señora de esas tierras.  Hay quien asegura que lleva una doble vida y que, en ocasiones, viste ropas monacales para servir a la iglesia… como novicia! Es sin duda una mentira, pues él está hecho todo un hombre.

¡Un saludo para Cameron el imberbe!