25. EL PRESAGIO DE UNA CONJURA

Era noche cerrada en Siahuevo de Abajo. Las buenas gentes dormían en sus casas, y por las calles no había más que manadas de perros, gatos solitarios y algún que otro murciélago.

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De repente, una sombra cruzó los tejados, saltando de uno a otro con extrema gracilidad. Otra figura la seguía a pie de calle, ocultándose en las esquinas. Avanzaban en dirección al extremo norte del pequeño pueblo, allí donde, en un día claro, era posible distinguir la linde del Bosque Perdido de la DesconexiónCaptura de pantalla 2015-03-25 a las 14.22.33.

Los dos extraños se detuvieron a pocos metros de la puerta norte. En ella no había más que un guardia, que roncaba como un bendito. Bajo su arcada se perfiló una mujer embozada en una capucha.

-Petequia –dijo la sombra encaramada al tejado-. Creí que nos esperarías en el bosque. No es seguro que nos encontremos aquí.

-Estamos a salvo, Nox –respondió Petequia, permitiendo que una hebra de luna le iluminara el rostro-. El guardia no despertará. Está drogado.

-Entonces, ha llegado el momento –intervino la otra sombra; oculta tras un árbol.

-Ha llegado –afirmó Petequia-, pero muéstrate, Seth. Me gusta entrevistarme cara a cara con aquéllos a quienes contrato.

-Contratados a cambio de un sustancioso premio –dijo Seth, mientras dejaba su puesto-. No lo olvides.

El soldado se alejó del árbol y, al igual que Petequia, dejó que la luna descubriera su figura. En su rostro se leían las marcas de la veteranía; y en sus ojos, el estoicismo de quien había provocado la muerte en numerosas ocasiones.

Captura de pantalla 2015-03-25 a las 14.11.16-Os pagaré a su momento –señaló Petequia-, cuando las profecías se hayan cumplido.

-¿En qué medida pones tu confianza en esas profecías? –La voz sibilina de Nox llegó flotando desde el tejado; era el único que aún no se dejaba ver.

 

-Tengo mi fe puesta en ellas. Toda mi confianza –afirmó Petequia.

-Entonces, es cierto que el momento ha llegado –Seth entornó la mirada.

-Así es –declaró Petequia-. El heredero al trono está preparado para reclamar lo que le corresponde. Es tiempo de prepararnos para su ascenso.Captura de pantalla 2015-03-25 a las 14.23.19

-No será fácil arrebatar el reino a Urraca –añadió el soldado.

-Y, por otro lado, todavía nos enfrentamos a la amenaza del Leviatán –terció Nox.

-Por el Leviatán no debéis preocuparos, será vencido de un modo u otro. No obstante, y si queremos prepararnos para la batalla, tendréis que sacrificar vuestro lugar en el Torneo. Sé que teníais posibilidades de convertiros en héroes, pero ahora que los Reyes han quedado descalificados, ya no me preocupa quién gane. Quedáis exentos de ese trabajo.

-Así que tendremos que abandonar el Torneo –susurró Nox.

-Inventaos alguna excusa. Algo que no haga sospechar de vuestras auténticas intenciones.

-Descuida, lo haremos –declaró Seth-. Diremos que hemos aceptado un trabajo en otro continente, lejos de Calamburia. Que se nos paga bien, pero que los detalles de nuestra misión son secretos.

-Entonces, de acuerdo. Abandonad el Torneo y viajad al Bosque Perdido en cuanto os sea posible. He emplazado a mis aliados allí. Desde ese lugar partiremos hacia el Palacio de Ámbar y tomaremos el reino.Captura de pantalla 2015-03-25 a las 14.19.11

Los dos mercenarios asintieron. Petequia dio media vuelta y se alejó caminando con absoluta tranquilidad, como si no tuviera miedo de que la descubrieran.

-Seth –llamó Nox desde su tejado-. ¿Crees que estamos en el bando apropiado?

-Tal vez sí, y tal vez no –respondió Seth, sin perder de vista la figura de Petequia-. Yo, al menos, sé lo que hago.

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