Los Recaudadores

Hay trabajos buenos, trabajos malos… y luego está el trabajo de recaudador de impuestos. Por fortuna, para este tipo de trabajos siempre hay gente, no sólo dispuesta a realizarlo, sino con un don para hacerlo de la manera más efectiva posible. Tal vez por eso don Vítulo y doña Constanza son los mejores recaudadores de impuestos de toda Calamburia. Parecen haber nacido para ello, como si el mismo Titán los hubiera designado para una labor tan poco agradecida.

Sí, los recaudadores no son muy queridos en Calamburia. ¿Cómo sentir aprecio por gente que se dedica a cobrar los impuestos -en ocasiones, demasiado elevados- y a perseguir a los morosos sin descanso? Nadie se libra del cobro que exige la Corona… bueno, casi nadie.

Porque lo cierto es que la Corona cobra más a quienes se han rebelado alguna vez contra ella, y en cambio, es generosa con quienes siempre le han sido fieles. Así, las tierras del norte, donde viven los salvajes, han sufrido y sufren el cobro de unos impuestos elevados, ya sea en calamburos o en especias. Allí Vítulo y Constanza se ven obligados a ir protegidos por soldados, pues los salvajes no siempre están dispuestos a pagar así por las buenas.

En cambio, lugares como la Torre Arkana de Skuchaín disfrutan de impuestos muy, muy bajos. Tanto es así, que de vez en cuando Vítulo y Constanza sólo exigen como pago unas pastitas de las que hacen los duendes que trabajan en las cocinas, o presenciar algún que otro hechizo menor que hayan aprendido los alumnos de primer curso. Un pago figurado que agradece la lealtad de la Torre y los impromagos, por tantos y tantos años ayudando a la Corona frente a las adversidades.

No importa si el cliente quiere pagar o no, Vítulo y Constanza son implacables con los deudores. A pesar de las reticencias, las huidas, las excusas e incluso a pesar de la violencia, ellos siempre terminan cobrando. Es por ello que ambos saben combatir… ¡nunca se sabe cuando alguien, en apariencia bondadoso, va a resistirse a la autoridad!

Entre los dos poseen el récord de más deudas cobradas y, de hecho, se jactan de haber cobrado a las mismísimas amazonas un impuesto anual por uso y disfrute de las marismas, algo que ningún recaudador había logrado antes.

Sí, es cierto que no tienen demasiados amigos. Muy pocos, a decir verdad, pero eso a ellos no les importa. ¿Qué es la amistad comparada con el tintineo de una buena bolsa de calamburos, fruto del último cobro de impuestos?

La amistad y las alianzas están sobrevaloradas… salvo la que mantienen el uno con el otro. Por supuesto, no hay ninguna relación carnal entre ellos, sino una extraña química fruto del amor por el dinero y los cobros. Tal vez algún día esta relación pase a ser algo más… emocional, pero por el momento estos dos recaudadores siguen sin sentir emoción alguna.


LOS RECAUDADORES

Presentación

Son los encargados de cobrar los impuestos que la corona impone a las diferentes provincias de Calamburia, un trabajo en el que no se consiguen muchos amigos. Se ocupan de que todo el mundo pague a tiempo, de modo que si alguno de vosotros tiene deudas con la corona, es posible que hoy salga de aquí con los bolsillos vacíos. ¡Un aplauso para los Recaudadores!


La pareja

Doña Constanza

Su memoria prodigiosa le permite recordar cada deuda y cada una de las cuentas que faltan por saldar, y hay quien dice que tiene un extraño poder sobrenatural: un sexto sentido para detectar a un moroso a cientos de metros.

¡Ella es doña Constanza!

 

Don Vítulo

De niño ya pedía a sus padres un impuesto sobre el “privilegio de la paternidad”. Es un cobrador implacable que sueña cada noche con cascadas de monedas, cuentas saldadas y bolsas llenas… sus bolsas, claro está.

¡Él es don Vítulo de Instántalor!