Los druidas

Desde la fundación de la Torre Arcana, un Druida Supremo y su aprendiz, han velado por el correcto flujo de la magia que une el Mundo Faérico con Calamburia. El elegido para esta tarea fue Öthyn, uno de los primeros discípulos de Theodus y fundador de la casta Natura. Todos los magos veneraban al viejo y longevo Öthyn, el héroe que se sacrificó renunciando a convertirse en Archimago y viviendo en el más allá para ser el garante de la propia existencia de la magia en Calamburia. Sin embargo, pocos sabían que en realidad los druidas no solo regulaban el flujo de magia, sino que aprovechaban su energía para hacerse más poderosos y mantenerse eternamente jóvenes. Sus intrigas les mantuvieron en el poder de un Reino Faérico fragmentado y, según cuentan, la Torre hizo la vista gorda respecto a sus tejemanejes. Sin embargo, el tiempo y el consumo de magia faérica pura hicieron débil al viejo Öthyn. Drëgo, su aprendiz, le asesinó a traición utilizando su adicción y se hizo con el poder. Se presentó ante la Torre Arcana como un salvador pero, en secreto, pactó con Aurobinda para tomar el control del flujo de magia e iniciar un oscuro experimento.

Todo cambió cuando el plan de Drëgo fue desbaratado y descubierto como un traidor. Los magos más antiguos de la casta Natura tuvieron una reunión de emergencia en Skuchain. Se consideraron responsables de la traición de Drëgo y del engaño que Öthyn había perpetrado durante años. Reaccionaron todo lo rápido que pudieron para salvaguardar su honor, y solicitaron al Archimago que fueran ellos los que castigaran al díscolo druida. Kórux se reunió con ellos durante largas horas. Los Natura expusieron como principal argumento que por las venas del traidor Drëgo, corría la sangre de un Ténebris. Llegaron a insinuar que, probablemente, el reverendo Öthyn hubiera podido ser embaucado por el retorcido aprendiz.

Cuentan que, tras la reunión, el Archimago estuvo meditando solo en su despacho durante todo un día. Al abandonar sus aposentos, tomó varias decisiones. La primera era que encomendaría al mayor y más sabio de entre los magos Natura, Judäthyn, la reparación del error: prendería a Drëgo él mismo y le aplicarían el castigo que eligieran. La segunda decisión era que, si lograba cumplir esa misión con éxito, sería nombrado Druida Supremo. La tercera decisión no fue comunicada a nadie, Kórux se la guardó para él.

Judäthyn cumplió su parte, viajó al Reino Faérico, prendió a Drëgo, le despojó de su varita y sus poderes y le condenó a ser el sirviente de la Morada de los Druidas a perpetuidad. Judäthyn fue nombrado Druida Supremo. Entonces el Archimago ejecutó su tercera decisión. En contra de la propia tradición, Judäthyn no pudo elegir al aprendiz que le acompañaría sino que le fue asignado un joven impromago Natura aún por graduar. Su nombre era Zïru. Judäthyn no protestó, al fin y al cabo le habían asignado a alguien de su casta, un Natura. Además ahora era Druida Supremo y tendría ocasión de enmendar los errores de sus predecesores. Öthyn había sido su maestro y les había traicionado, había sido débil y laxo, había sucumbido a las tentaciones, pero eso no le iba a pasar a él. Administraría el flujo de magia con manos de hierro y limpiaría el honor de su casta.

Pero sí hubo alguien que se quejó ante el Archimago. El joven Zïru, que estaba a punto de graduarse, no tenía intención de marcharse a otro mundo sin haber terminado sus estudios. Kórux y Zïru, tuvieron una conversación, y al terminar el joven mago, compungido y temeroso, se marchó a hacer las maletas. El Archimago también le había encomendado a él una misión, una que ni su nuevo maestro conocía, ni debía conocer nunca: vigilarle.

Judäthyn es un hombre de férrea moral, está convencido de la necesidad de su misión como regulador así como de la inferioridad de los seres faéricos a los que concibe más como bestias que como personas. Pretende endurecer las Leyes Druídicas para que el caos de las Guerras Faéricas no se vuelva a repetir. A diferencia de su predecesor, es un hombre recto y con gran fuerza de voluntad que no caerá en las debilidades y los errores de Öthyn de cuya conducta se avergüenza profundamente. Tiene cierta simpatía por Zïru, que fue su alumno en la Torre, a quien pretende instruir y curtir en las lecciones más importantes de la vida para que un día pueda ser su sucesor.

Zïru es un niño temeroso pero tierno y puro. Su dominio de la magia es bastante bueno para un mago de su edad. Adora a los animales con los que se comunica a la perfección y le fascinan los seres fáericos. El Archimago ha visto en el único corazón puro capaz de resistir la tentación que llevó a alguien tan poderoso como Öthyn a su destrucción. por ello le ha encargado ser sus ojos en el Mundo Faérico. Zïru, por su parte, no ansía el poder ni la gloria, lo único que quiere es volver a casa.


LOS DRUIDAS

Ellos son los embajadores de la Torre Arcana en el mundo Faérico. Magos poderosos especializados en el dominio de la magia natural, vienen dispuestos a regular el flujo de magia y recuperar el honor perdido a la casta Natura.  ¡Una reverencia para los Druidas!


La pareja

Ziru

Él es un pequeño mago que aún no se ha llegado a graduar. Temeroso e inseguro pero de corazón puro tiene una misión secreta que cumplir y muchas ganas de volver a casa. ¡Dejaos alcanzar el alma por la sincera sonrisa de Zïru, el aprendiz de druida!


Judäthyn

Él tiene una moral implacable y un inmenso poder. Imperturbable ante cualquier tentación, su objetivo es devolver el orden al Mundo Faérico de una vez por todas y cueste lo que cueste. ¡Postraos ante la sabiduría de Judäthyn, el Druida Supremo!