Las Celestinas, una madre e hija de origen zíngaro, se han visto obligadas a forjar un nuevo camino después de ser expulsadas de su tribu. Con valentía y determinación, estas mujeres han encontrado en el tráfico del placer una forma de subsistir en un mundo desconocido y hostil. Su cuerpo y sus artes se han convertido en su única posesión, y lo utilizan con maestría para brindar deleite a aquellos dispuestos a sucumbir a su encanto. A pesar de las dificultades y los prejuicios que enfrentan, las Celestinas demuestran una fuerza y una habilidad excepcionales mientras navegan por las complejidades del placer, reafirmando así su independencia y su capacidad de reinventarse en un mundo desafiante.
Kálaba, esposa del Patriarca Arnaldo y primera matriarca del clan tras su muerte, fué la mayor de cuatro hermanas. La segunda tuvo por nombre Kávila, y fue injustamente expulsada del clan por contravenir la voluntad del Patriarca. Además, fue maldita por Kálaba siendo condenada por su traición a envejecer, a diferencia del resto de zíngaras. La tercera hermana se llamó Káluna, la más hermosa de las hermanas, y de la que se cuenta que legó a ser amante del mismísimo rey Rodrigo V, a quien dió dos hijas gemelas que ahora viven en el Palacio como cortesanas, y cuyo nacimiento provocó la muerte de Káluna. En su lecho de muerte, Káluna, entre gritos de dolor, pidió a sus hermanas que se apiadaran de ella, que le arrancaran a las gemelas del vientre antes de que la desgarraran. Pero el codicioso Patriarca Arnaldo, había forjado un plan, que una de las suyas engendrara dos mestizas mitad sangre zíngara y mitad sangre real, para poder un día reclamar el mismísimo Trono de Ámbar para su raza. Kávila, que a pesar de ser una maestra en las artes oscuras tenía buen corazón, preparó una pócima para que la parturienta la tomara y se deshiciera de los bebés que, conjurados por la pura oscuridad, la iban a destruir por dentro. Pero Kálima, la hermana pequeña, la descubrió y la entregó a Kálaba antes de que pudiera administrarse el clemente veneno a la parturienta. Por ello, Kávila fue, no solo desterrada, sino también maldita, condenada a envejecer al ritmo al que lo hacen las mujeres mortales.
Desde entonces vagó por Calamburia soportando el frío y la intemperie, portando en el vientre a su propio retoño a la par que todo el rencor que una desterrada puede acumular. Desde ese día, se prometió a sí misma vivir para vengarse de Arnaldo y de la traición de sus inclementes hermanas, en especial de Kálima, su delatora, y la que hasta ese momento siempre había sido su hermana más querida. Tras dar a luz, terminó por asentarse en la Aldea Libre donde poco a poco fue creando de la nada su propio emporio del placer donde, a través de su astucia y del uso secreto de su magia oscura, se aprovechó de las más bajas pasiones de los hombres. Mediante sus artes, incrementó su influencia en la región hasta convertirse en alguien imprescindible para los prohombres de la zona así como detestada por las mujeres más respetables.
La pequeña Eurídyce creció en un hogar muy animado, lleno de gente que entraba y salía todo el tiempo. Conocedora de sus encantos desde su más temprana juventud y fiel aprendiz de las enseñanzas de su madre. Vive su impúdico comportamiento con la más absoluta naturalidad, lo cual tiende a molestar a las otras mujeres del pueblo con las que nunca ha podido trabar una verdadera amistad. Es por ello por lo que se ha centrado en tratar de interiorizar las artes oscuras de la raza que un día las desterró. Pero aunque, ante su madre Kávila, apoye con esmero su profundo odio hacia los Zíngaros, en el fondo siente una extraña fascinación por su pueblo perdido. Con los años, se ha convertido en toda una señorita, digna de cualquier corte y más capaz en la cama que cualquier moza del reino. En el fondo de su corazón, sueña con encontrar un sitio al que realmente pertenezca, donde pueda vivir en paz rodeada de sus iguales y no siendo juzgada por un talento del que se siente de lo más orgullosa. De hecho, ¿quién sabe? Quizás, cuando su estricta madre falte, trate de volver a ser admitida entre los Zíngaros. Al fin y al cabo, ¿qué daño les ha hecho ella? ¿por qué habrían de castigarla por un crimen que no cometió? O, si eso no fuera posible, quizás pruebe suerte en la Corte de Ámbar, dicen que allí tiene unas primas que se han labrado cierta fama. Pero en cualquier caso, deberá esperar a que su anciana madre falte… para ser libre.
LAS CELESTINAS
Presentación
En sus venas corre la sangre de la antigua raza zíngara. Tras ser expulsadas de su tribu, se han visto obligadas a forjar un nuevo camino. Dominan una antigua magia oscura capaz de proporcionar un placer inconmensurable o causar el más retorcido de los sufrimientos. ¡Disponed vuestras sacas de oro, pues aquí llegan las Celestinas!
La pareja
Kávila
Ella, poderosa zíngara, adiestrada en las artes oscuras, hubiera sido llamada a guiar las suertes de su pueblo, sin embargo, su propia familia la desterró estando encinta y se vió obligada a vagar como vagabunda hasta que logró labrarse una posición en los bajos fondos. ¡Apartad la mirada como si no conocierais de nada a Kávila, la Proveedora de Placeres!
Eurídyce
Ella es bella, joven y delicada pero tras su cándida apariencia se esconde toda una experta en las artes amatorias. Bajo la férrea batuta de su anciana madre ha logrado convertirse en la compañía más codiciada por la mitad de los prohombres de Calamburia. ¡Invitad a una copa de vino a Eurídyce, la Ninfa de la Noche!