Hace muchos años los Salvajes dominaban toda la extensión de Calamburia. Cada clan poseía un animal totémico que le representaba ante el resto: el oso, el escorpión, el águila… Esta historia sucedió en el seno del clan de la Serpiente. La esposa del caudillo, llamada Akanni, asesinó a su marido estando en cinta porque éste era cruel con ella. La muerte no se produjo de forma traicionera, ni de noche al amparo de las sombras, sino a plena luz del día, en mitad de una fiesta. El caudillo Kórnax, al que apodaban el Uro, por su enorme tamaño y fiereza en batalla, decidió aleccionar a su esposa embarazada, delante de todo el clan, por negarse a traerle más licor de cactus. La obligó a postrarse y la azotó cinco veces con su vara causando el estupor de todos los presentes.
Tras soportar todos los golpes con estoicismo, como dictaba la tradición, la mujer hizo algo inédito hasta el momento: se levantó, le arrebató la vara a su marido y le azotó hasta sangrar. Cuentan que el Uro lloró pidiendo clemencia, pero que la mano de Akanni no cedió mientras que, con voz serena iba repitiendo: yo te reto a tí, Kórnax, el Uro, caudillo del clan de la Serpiente. Finalmente, mientras su marido la insultaba con lágrimas en los ojos y verdugones en las costillas, la mujer sacó del cinto del hombre el cuchillo que portaba y le rebanó el pescuezo delante de todos. La ley era clara, si un miembro de la tribu daba muerte al caudillo en singular combate en presencia de su gente, era proclamado caudillo. En ningún lugar estaba escrito que aquel que lo hiciera no pudiera ser una mujer. Ante la aclamación de los jóvenes de la tribu, hartos de los abusos de Kórnax, y antes de que los ancianos terminaran de deliberar, Akanni decidió proclamarse nuevo caudillo y prometer extender sus dominios más allá de lo que ningún otro líder hubiera soñado.
Así fue cómo nació la primera tribu de salvajes liderada por una mujer.
Sin embargo, la noticia de cómo Akanni había llegado al poder no sentó bien a los caudillos de los clanes vecinos, que una y otra vez intentaron conquistar sus tierras y eliminarla. Akanni conseguía defenderse de los ataques, pues era mejor estratega y más astuta que todos ellos, pero no tardó en comprender que nunca la dejarían en paz; más aún, los hombres que componían su propia tribu también deseaban arrebatarle el mandato. Por todo ello, un buen día, tras dar a luz a una hermosa niña a la que llamó Akají (que significaba “la que crece libre” en su lengua), tomó una decisión:
En secreto, habló con todas las mujeres del pueblo y las conminó a viajar lejos, a esas tierras que les había prometido conquistar. Su objetivo se encontraba al sur, pero no podrían hacerlo acompañadas de los hombres. Cada uno de ellos deseaba traicionarla, incluso cuando Akanni había demostrado ser mejor que ellos, de modo que tendrían que dejarlos atrás.
Y así, una noche, las mujeres de la tribu de Akanni dejaron a sus maridos durmiendo y viajaron muy al sur, a las marismas, donde se instalaron con un nuevo nombre de tribu: las Amazonas.
Esta leyenda se pierde en la noche de los tiempos, pero ha sido transmitida de madres a hijas en el clan de la Serpiente durante generaciones. La leyenda también cuenta que para demostrar a sus hermanas que sus motivaciones no surgían del mero afán de poder, Akanni estableció la Triarquía: un caudillaje compartido entre las tres mejores guerreras del clan. De este modo, incluso en caso de su propia muerte, las amazonas no quedarían descabezadas.
Cuentan que la Triarquía ha seguido gobernando las marismas desde entonces. Hace años, Majají, apodada la pantera oscura, alcanzó el poder en el clan junto a dos de sus hermanas, pero ambas han muerto en combates contra las huestes infernales. Ahora dos nuevas Amazonas han completado la triarquía con sangre nueva.
Una es su hija natural, Kiajají. Majají fue su madre y mentora y de ella aprendió el uso de la lanza con cuya punta ha atravesado ya más de mil corazones. Se incorporó a la Triarquía para ensanchar los dominios del clan de la Serpiente y, ¿por qué no? a fin de cobrarse algún corazón más para su colección. Es valerosa pero disciplinada y sería capaz de dar su vida por proteger al clan. Siendo la mayor, se encarga de controlar la furia guerrera de su medio-hermana, a quien trata de inculcar las virtudes de la paciencia y la estrategia con no demasiado éxito.
La otra es Andamana, una huérfana que Majají recogió cuando era solo un bebé y a la que adiestró en el uso del látigo que ha convertido en una extensión de su cuerpo. Es la más reciente incorporación a la Triarquía, demostrando que en el clan no importa el origen sino tan sólo la valía. Es valiente e incluso temeraria, quizás debido a su corta edad o al hecho de que sus orígenes la han llevado a tener que demostrar mucho más su valía ante el resto que cualquier otra de las guerreras.
Las tres juntas –Majají, Kiajají y Andamana– conforman la actual Triarquía, y han desarrollado un particular método de lucha al que todos conocen como “La Serpiente de Guerra”. Juntas componen la cabeza (Majají y su arco), el cuerpo (Kiajají y su lanza) y la cola (Andamana y su látigo) de la Serpiente, una particular formación que las ha convertido en un escuadrón prácticamente invencible es el que cada una proteje al resto con su vida convirtiéndolas en un rival triplemente poderoso.
Tras los recientes acontecimientos y la caída del Trono de Ámbar, la Triarquía ha visto el momento de abandonar las Marismas de la Confusión para expandir definitivamente el territorio del Clan de la Serpiente, sin importarles si para ello deben derrotar a las mismísimas huestes del inframundo.
LAS AMAZONAS
Presentación
Hace mucho tiempo, las salvajes del clan de la Serpiente se escindieron del resto y se asentaron en las marismas donde fundaron una sociedad matriarcal conformada exclusivamente por mujeres. Ellas son valientes guerreras que no temen a nada ni a nadie. ¡Unámonos en un enérgico grito para recibir a las Amazonas!
La pareja
Andamana
Ella es una huérfana que fue adoptada por las amazonas cuando apenas sabía hablar. Ahora domina el látigo como si fuera una extensión de su propio cuerpo y lo usa para hacer que sus enemigos se arrodillen ante ella antes de morir. Es la más reciente incorporación a la Triarquía, demostrando que en el clan no importa el origen sino tan solo la valía. ¡No bajéis la guardia ante Andamana, la Cola de la Serpiente!
Kiajají
Ella es hija de la tribu, Majají fue su madre y mentora y de ella aprendió el uso de la lanza con cuya punta ha atravesado ya más de mil corazones. Se incorporó a la Triarquía para ensanchar los dominios del clan de la Serpiente y, ¿por qué no? a fin de cobrarse algún corazón más para su colección. ¡Mostráos dóciles ante Kiajají, el Cuerpo de la Serpiente!