Los Salvajes

Los salvajes, habitantes de las montañas al norte de Calamburia, se denominan a sí mismos ancestros de los hombres. Pocos de entre las personas civilizadas del sur asumirán semejante título, pero la cruda realidad es que es completamente cierto.

Según los historiadores y cronistas, la aparición de las tribus salvajes está datada en el año 140 de la Era Antigua. Antes de esa fecha, sólo los hortelanos poblaban la tierra. Dado su parentesco con las patatas, los hortelanos no eran seres humanos completos. En cambio, los salvajes formaban parte de una estirpe superior: más listos, fuertes y rápidos… humanos completos.

Tras algunas guerras, los salvajes no tardaron en someter a los hortelanos y dedicarlos a lo que, en definitiva, habían realizado toda su vida: trabajar la tierra. Con este gran contingente de producción agrícola, los salvajes se centraron en la colonización de las inhabitadas tierras del sur. Éste, guste o no, es el origen de la Calamburia que hoy conocemos

Durante muchos años, los salvajes que habían emigrado al sur evolucionaron y construyeron ciudades; mientras que los que permanecieron en las montañas continuaron fieles a sus tradiciones. Esto, a la larga, terminó formando dos grandes bloques de civilizaciones que, en demasiadas ocasiones, han venido enfrentándose.

Existe un número indeterminado de aldeas salvajes en las montañas; es un auténtico misterio cuántas tribus hay, y cuántas almas forman cada tribu. Tal vez existan más salvajes que calamburianos civilizados, pero el hecho es que ninguno está actualmente interesado en invadir al otro. De vez en cuando, algunas partidas de salvajes descienden de las nieves y asaltan alguna aldea, pero no suele ser lo normal.

En las últimas semanas, una pareja de salvajes ha destacado entre los de su casta. Son Corugán y Dorna, ambos autoproclamados ancestros de los hombres. El título ha sonado mal en el Palacio de Ámbar, pero ha sido permitido a cambio de que esta reina del norte y este poderoso chamán no interfieran en los asuntos del sur.

No obstante, el Caos del Maelström ha cambiado los planes de los salvajes. Por un lado, Corugán ha desaparecido. Nadie sabe a dónde le han conducido los vientos del vórtice; ni siquiera si sigue con vida. Por otro lado, Dorna, la señora de los Reyes Errantes, ha aprovechado toda la confusión para aliarse con el mismísimo Comosu. Juntos han celebrado sus nupcias con objeto de proteger Calamburia de quienes intenten usurparles el poder. ¿Tendrá Dorna algún interés oculto en este matrimonio? Tal vez en el futuro, cuando se disfruten tiempos de paz, terminarán revelándose sus verdaderas intenciones.


 LOS SALVAJES

Presentación

Cuidado, calamburianos!, llega desde el norte una raza de bárbaros incivilizados, fieros y hoscos. Han acudido al torneo para demostrar su fuerza, y se llevarán por delante a cualquiera que ose enfrentárseles. ¡Lanzad un fuerte grito de guerra para saludar a los Salvajes!


 La Pareja

CorugánMAXI_SALVAJE_peque

            Poderoso chamán y guerrero, un puesto que se ha ganado tras decenas de combates. Sus artes mágicas sólo son comparables a su fiereza. Mezcla poderosos conjuros con fuerza y resistencia. ¿Dudáis de su fiereza? Pues sabed que él mismo forjó su arma… con los dientes. ¡Él es Corugán!

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Dorna

Princesa de las montañas, señora de los reinos salvajes y formidable guerrera. Procede de un linaje tan noble como el de los más elevados reyes, aunque prefiera vestirse pieles y armadura en lugar de ropas de seda. ¡Admirad a la valerosa Dorna, hija de los reyes errantes!

 

Los Inventores

Es probable que si se pregunta a un calamburiano corriente, diga que los hermanos Flemer no son más que dos chiflados que viven recluidos en el lejano faro suroiental. Pasan los días entre ruedas mecánicas, tuberías de gas, engranajes y demás artefactos, y nada de lo que hacen tiene verdadera utilidad. ¿Qué es la ciencia comparada con la poderosa magia de Skuchain?

¿Qué es la ciencia? La ciencia, según los Flemer, es absolutamente todo.

El universo que nos rodea, el aire que respiramos, la vida que nace y muere a nuestro alrededor… todo puede ser medido, computado y analizado. Todo obedece a una fórmula precisa, y si se halla la clave, dicha fórmula puede ser alterada a voluntad. ¿Qué magia hay más poderosa que esa? Puede que la ciencia sea más lenta que realizar un movimiento de muñeca y agitar una varita en el aire, pero es infinitamente más efectiva.

Los hermanos Flemer crecieron en el seno de una familia de comerciantes; y no de los de alta talla. Eran de aquellos niños que viajaban en carromatos hasta arriba de objetos sin valor. Aparcaban una semana en un pueblo, y mientras sus padres vendían y robaban a partes iguales, ellos se dedicaban a examinar los nuevos objetos que pasaban a formar parte del género.

Vivir de esta forma acrecentó un carácter ya de por sí curioso. Los Flemer miraban todo con la mayor de las curiosidades, e intentaban desentramar su funcionamiento, su origen o su porqué. Así, un día llegó hasta el carromato una misteriosa caja llena de raros símbolos.

Tras estudiarla durante días, los dos hermanos comprendieron que se trataba de un mapa en forma de puzle, un acertijo que, de alguna forma, el destino había puesto allí para ellos. Por supuesto, jamás pensaron en la voluntad de un ser superior, ni su benevolencia para guiar sus vidas. Ellos pensaban que el universo era una inmensa fórmula matemática, en la que el encuentro con aquel objeto, de algún modo, formaba parte de alambicados cálculos cósmicos.

Armándose de valor, los dos hermanos escaparon de sus padres y comenzaron a seguir las pistas de aquel puzle mecánico. Cada nuevo paso les conducía más y más hacia el sur, hasta que al final, tras varias semanas de trayecto, alcanzaron el antiguo faro suoriental.

El faro llevaba mucho tiempo abandonado; pero se notaban muestras de un antiguo uso. Al explorarlo, los dos hermanos descubrieron un almacén subterráneo. Tenía al menos dos kilómetros cuadrados, y estaba repleto, hasta el techo, de piezas.

Teslo y Katurian dedujeron que aquél había sido el taller de un desaparecido inventor, y que acababan de encontrar el fruto de su trabajo. Sim embargo, había que descubrir el uso de todas y cada una de aquellos, herrajes, luces, cables, máquinas de vapor y demás, de modo que se remangaron, se lanzaron una mirada cómplice y empezaron a trabajar.

Con el paso de los años, los hermanos Flemer han comprendido que el almacén guarda piezas para fabricar multitud de artilugios, y que la fórmula matemática del universo les ha colocado allí para descubrirlos e “inventarlos” todos.

Así, durante uno de sus muchos experimentos, un aparato mitad mecánico, mitad químico explotó. Los hermanos creyeron que se trataba de un accidente, pero por sorprendente que pueda resultar, bajo los restos del experimento encontraron la “C”. Tal vez su aparato fallara, en efecto, pero no es la primera vez que, a partir de un fracaso, se obtienen los mayores logros.


LOS INVENTORES

Presentación

Estrambóticos, meticulosos, intrincados y algo chiflados. Viven apartados de la sociedad, recluidos en un lejano faro. Siempre están inventando, descubriendo y fabricando nuevos aparatejos de dudosa utilidad. Hay quien dice que son unos prodigios adelantados a su tiempo, pero la mayoría sólo cree que les falta un tornillo. ¡Un saludo para los inventores de Calamburia!


La pareja

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Katurian Flemer

Mecánico y físico. Para él, el universo no es más que un inmenso engranaje. La vida está formada por arandelas, botones y ruedas dentadas. Todo puede ser medido y controlado si se posee un manual. Por fortuna, él es el creador de todos los manuales. ¡Un saludo para Katurian Flemer!.

 

 

Teslo FlemerROBERTO_INVENTOR_TESLO_CALAMBUR_IMPRO

Es a las ciencias naturales lo que su hermano a la mecánica. Ha estudiado cada especie animal y vegetal y, por supuesto, tiene muy, pero que muy estudiados a sus contrincantes. Que no os confunda su apariencia despistada, pues siempre está presto a investigar todo lo que le rodea. ¡Él es Teslo Flemer!

 

Los Eruditos

 

En el universo existen muchos misterios que resultan imposibles de resolver. Algunos se devanan los sesos intentando saber qué sentido tiene la vida, o por qué, en cualquier instante, puede sobrevenirnos la muerte. El amor forma parte de esos misterios: nadie puede comprender un sentimiento tan poderoso, ni los factores que conducen a su desarrollo.

Para Minerva Sibyla, el amor siempre fue algo insulso y carente de interés. Desde la infancia, antes de que sus padres la entregaran a la torre de Skuchain, ella demostró agradecimiento por su afecto. Solía preferir los densos renglones de los libros sobre alquimia, astronomía o filosofía. Y así, mientras sus padres se desvivían en procurarle atención y comodidades, ella apenas parecía sentir su presencia. No demandaba otra cosa que conocimiento, saber, erudición…

Con los años, los padres de Minerva dedujeron que su hija era diferente a los demás niños, incluso diferente a la mayoría de calamburianos. Jamás seguiría los pasos del negocio familiar, ni mostraría interés por darles un nieto. Sin embargo, se sabía que Skuchain albergaba a otras personas como ella: eruditos, sabios, intelectuales y estudiantes de magia arcana. Todos ellos valoraban más el conocimiento a los humores. El socaire de sus muros entendía de aquel pensamiento que tanto rechazaba el mundo, por eso la condujeron allí.

El proceso de admisión para ser un erudito de Skuchain resultaba extremadamente complejo. Sólo los más inteligentes lograban pasar las pruebas, y muy pocos se veían con las suficientes capacidades como para presentarse. En aquella sala donde esperaban los acólitos, Minerva conoció a Félix. Él había sido un muchacho igual que ella. En su caso, procedía de una familia noble, poderosos terratenientes y vasallos en el marquesado de Siahuevo de Abajo. Félix era un muchacho sociable y alegre. Su personalidad inquisitiva le había generado la fama de quisquilloso y metomentodo. Él, al contrario que Minerva, sí había llegado a comprender cuán crueles podían llegar a ser los muchachos del pueblo. Se burlaban de su curiosidad, y su sobrecogedora habilidad para retener datos históricos y fechas. Aquella mente prodigiosa le había costado muy cara en más de una ocasión.

De este modo, surgió entre ambos uno de aquellos misterios imposibles de razonar: una relación. Pero no era amorosa, sino intelectual. Una suerte de comunión de cerebros mucho más profunda que cualquier sentimiento profano. Ambos terminaban las alocuciones del otro, resolvían acertijos al unísono; ambos se presentaron juntos a la prueba… y la superaron.

Desde entonces, Félix y Minerva han añadido incontables conocimientos a la biblioteca de Skuchain. Hoy día, son los genios más valorados de la torre, y los más reconocidos en las diferentes escuelas calamburianas. Sus libros de matemáticas y literatura son estudiados por niños, adultos e incluso otros profesores.

Sin embargo, hay un misterio que todavía se les escapa: la producción de la Piedra Filosofal, el objeto capaz de transformar el plomo en oro. Alcanzar este objetivo se encuentra muy alejado de la ambición, por su puesto. Félix y Minerva no guardan interés en enriquecerse. Lo que ellos desean es la vida eterna que proporciona la piedra; la elaboración de una fórmula capaz de lograr un efecto tan sumamente fabuloso, para así acumular conocimientos durante siglos. 

LOS ERUDITOS

Presentación

Son dos ratones de biblioteca, dos sabihondos incurables. Son la máxima autoridad en todos y cada uno de los campos del saber. Puede que no sean tan fuertes y rápidos como otras parejas, pero resultan oponentes formidables, pues se han estudiado cada técnica improvisatoria al dedillo. ¡He aquí a los eruditos!


La Pareja

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Minerva 

            Su memoria conserva el nombre de incontables estrellas, galaxias y planetas. Ha estudiado toda alquimia y desentrañado sus secretos; y ha escrito tantos libros que no existe una sola biblioteca que pueda albergarlos. ¡Admirad el superior intelecto de Minerva Sybila!

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Félix

Un genio de las artes, un prodigio del lenguaje. Su pluma ha narrado las crónicas de Calamburia y descrito la historia de la misma. Él es el maestro de los escribanos, un auténtico centinela de la palabra escrita. Es ¡Félix, el preclaro!

Los Hortelanos

Los hortelanos abundan en la tierra de Calamburia. Pertenecen a una raza de seres, mitad humanos, mitad tubérculo, dedicada a labrar la tierra a lo largo y ancho de la enorme C que es el continente.

Está demostrado: una de cada cinco mil trescientas veinticuatro patatas nace hortelano. Desde su estado vegetal, la joven criatura va desarrollándose en su forma humana. Le aparecen brazos y piernas, adopta el color de la carne y aprende a hablar. Cuando alcanza los siete años, se le enseña a trabajar la tierra, cuidar de los animales, aprovechar las buenas estaciones y apreciar cuándo una siembra va a ser propicia. También aprenden de números, pues les vendrá bien para saber si les están engañando en el jornal. Si tienen suerte, los más aventajados sabrán escribir su nombre. Pero esto no es necesario, al fin y al cabo, hay poco que les interese más allá del vallado que delimita sus tierras.

Los hortelanos son criaturas sencillas, sin grandes aspiraciones ni sueños codiciosos, pues se someten a la voluntad del reino. Lo que provenga de allí, sea un edicto, una ley o una recomendación, es acatado sin oposición de ningún tipo. Ellos están contentos con la vida que llevan: nacen patata, se desarrollan como hortelanos y mueren. Eso es todo.

De acuerdo, a los hortelanos no les interesan las aventuras, ni los peligros, ni los misterios… por lo general.

Existe una pareja de hortelanos que se sale de la norma. Son Griffo Pelacelgas y Rosi Sacapán. Por alguna razón, misteriosa hasta para los más sesudos sabios de Calamburia, estos dos hortelanos gustan de abandonar sus labores para tener presencia en los más grandes acontecimientos. Y, lo que aún resulta más extraño, su presencia es valorada por aquellos a quienes deciden apoyar. ¿Hasta qué punto pueden resultar valiosos estos dos personajes? La respuesta es un enigma.

Sea como fuere, Griffo y Rosi se las apañan para convertirse en una parte fundamental en el inmenso tablero que es el destino. Aparecen en el momento apropiado, hacen lo que tienen que hacer y se marchan. Ya hay quien dice que estos dos zascandiles no son lo que aparentan, y que en realidad se trata de criaturas poderosas, disfrazadas de simples, que se encargan de poner en orden el curso natural de la historia. Esto suena muy bien, pero aquellos que se han creído estas teorías han espiado a los hortelanos durante días, semanas e incluso meses, y no han encontrado más que la forma de vida típica de dos tarugos.

El misterio de los hortelanos sigue devanando los sesos de los que buscan una explicación para todo. Entretanto, la pareja sigue haciendo de las suyas, inmiscuyéndose en cada entuerto que se les presenta y tomando partido igual que los personajes más famosos de Calamburia.


LOS HORTELANOS

Presentación

Humildes trabajadores de la tierra. No tienen habilidades mágicas, ni poderes extraordinarios, ni fuerza, ni agilidad… ¿Qué es lo que hacen aquí? Nadie lo sabe. Tal vez, ni ellos mismos conozcan esa respuesta. Sea como fuere, el destino de Calamburia está en sus manos. Ellos son, ¡los hortelanos!

Lema

¡Me importa un rábano!


La Pareja

Rosi

 Su corazón es una patata, y no lo digo en broma. Fue criada en la dura tierra y os garantizo que gana todos los pulsos,

bebe más deprisa, eructa más fuerte y, quizás, hasta mee más lejos que cualquiera.

¡Saludad –más os vale- a Rosi Sacapán!


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Griffo

Es un auténtico experto, un especialista, un maestro entre los maestros… a la hora de sembrar patatas. Es más bruto que un arado, literalmente.

No se te ocurra reírte de su falta de habilidad, o te demostrará que puede clavarte en la tierra de un solo puñetazo.

Él es, ¡Griffo Pelacelgas!

 

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