Los Hortelanos

Los hortelanos abundan en la tierra de Calamburia. Pertenecen a una raza de seres, mitad humanos, mitad tubérculo, dedicada a labrar la tierra a lo largo y ancho de la enorme C que es el continente.

Está demostrado: una de cada cinco mil trescientas veinticuatro patatas nace hortelano. Desde su estado vegetal, la joven criatura va desarrollándose en su forma humana. Le aparecen brazos y piernas, adopta el color de la carne y aprende a hablar. Cuando alcanza los siete años, se le enseña a trabajar la tierra, cuidar de los animales, aprovechar las buenas estaciones y apreciar cuándo una siembra va a ser propicia. También aprenden de números, pues les vendrá bien para saber si les están engañando en el jornal. Si tienen suerte, los más aventajados sabrán escribir su nombre. Pero esto no es necesario, al fin y al cabo, hay poco que les interese más allá del vallado que delimita sus tierras.

Los hortelanos son criaturas sencillas, sin grandes aspiraciones ni sueños codiciosos, pues se someten a la voluntad del reino. Lo que provenga de allí, sea un edicto, una ley o una recomendación, es acatado sin oposición de ningún tipo. Ellos están contentos con la vida que llevan: nacen patata, se desarrollan como hortelanos y mueren. Eso es todo.

De acuerdo, a los hortelanos no les interesan las aventuras, ni los peligros, ni los misterios… por lo general.

Existe una pareja de hortelanos que se sale de la norma. Son Griffo Pelacelgas y Rosi Sacapán. Por alguna razón, misteriosa hasta para los más sesudos sabios de Calamburia, estos dos hortelanos gustan de abandonar sus labores para tener presencia en los más grandes acontecimientos. Y, lo que aún resulta más extraño, su presencia es valorada por aquellos a quienes deciden apoyar. ¿Hasta qué punto pueden resultar valiosos estos dos personajes? La respuesta es un enigma.

Sea como fuere, Griffo y Rosi se las apañan para convertirse en una parte fundamental en el inmenso tablero que es el destino. Aparecen en el momento apropiado, hacen lo que tienen que hacer y se marchan. Ya hay quien dice que estos dos zascandiles no son lo que aparentan, y que en realidad se trata de criaturas poderosas, disfrazadas de simples, que se encargan de poner en orden el curso natural de la historia. Esto suena muy bien, pero aquellos que se han creído estas teorías han espiado a los hortelanos durante días, semanas e incluso meses, y no han encontrado más que la forma de vida típica de dos tarugos.

El misterio de los hortelanos sigue devanando los sesos de los que buscan una explicación para todo. Entretanto, la pareja sigue haciendo de las suyas, inmiscuyéndose en cada entuerto que se les presenta y tomando partido igual que los personajes más famosos de Calamburia.


LOS HORTELANOS

Presentación

Humildes trabajadores de la tierra. No tienen habilidades mágicas, ni poderes extraordinarios, ni fuerza, ni agilidad… ¿Qué es lo que hacen aquí? Nadie lo sabe. Tal vez, ni ellos mismos conozcan esa respuesta. Sea como fuere, el destino de Calamburia está en sus manos. Ellos son, ¡los hortelanos!

Lema

¡Me importa un rábano!


La Pareja

Rosi

 Su corazón es una patata, y no lo digo en broma. Fue criada en la dura tierra y os garantizo que gana todos los pulsos,

bebe más deprisa, eructa más fuerte y, quizás, hasta mee más lejos que cualquiera.

¡Saludad –más os vale- a Rosi Sacapán!


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Griffo

Es un auténtico experto, un especialista, un maestro entre los maestros… a la hora de sembrar patatas. Es más bruto que un arado, literalmente.

No se te ocurra reírte de su falta de habilidad, o te demostrará que puede clavarte en la tierra de un solo puñetazo.

Él es, ¡Griffo Pelacelgas!

 

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