¡Ciudadanos de Calamburia! Ya se vislumbra el final del gran Torneo, y algunas parejas comienzan a aproximarse a la victoria. Algunas incluso creen acariciar la Esencia de la Divinidad. Sin embargo, todavía no se ha dicho la última palabra. Así opinaron, en efecto, los Piratas y los Taberneros. Dos parejas de contendientes que, botella de ron unos, jarra de cerveza otros, lucharon y bebieron a partes iguales con objeto de lograr el éxito. Yo, vuestro inspirado Cronista, tuve constancia de lo acontecido. Aquí lo detallo: Tras saludar con su característico baile, los Taberneros dieron paso a los escandalosos Piratas.
A continuación, Drawets expuso el primero de los juegos, Alphabetum. Cuyo título: “Viva el vino y las mujeres” fue muy del agrado de ambas parejas, teniendo en cuenta su afición a las bebidas espirituosas. Así, la historia trató de abduciones extraterrestres, y de cómo aplacarlos a base de vino, mujeres… y carne humana.
El logro de esta prueba fue otorgado a los Piratas.
En la Polimorfis, los Piratas, mediante la dirección de Morgana, desarrollaron el título “No sé dormir con la boca abierta”, que daba para multitud de interpretaciones escabrosas, pero que finalmente derivó hacia la historia de un hombre que, por dormir de semejante manera, corría peligro. La emergencia médica le ponía en riesgo de muerte, pero al final todo resultaba un sueño inofensivo.
Los Taberneros, con Ebedi como narradora, nos contaron la historia intitulada “El lado oscuro de la Luna”. Así, un aspirante a la NASA española recorría sus dependencias observando cohetes espaciales, y preparándose para unas pruebas que, al final, no pasaba. Y es que no se puede ser astronauta si a uno no le gustan las lentejas.
De nuevo, el público concedió su logro a los Piratas.
En el siguiente bloque, Flick y Yangin se enfrentaron en un Plusque Minus bajo el título “Nicaragua, mon amour”. La historia hablaba de dos amantes que soñaban con viajar a ese país, pero no podían por culpa de una madre demasiado conservadora. Los presentes disfrutamos con un espectacular beso de tornillo entre el capitán de barco y el tabernero. Muestra de que estaban dispuestos a darlo todo por ganar el Torneo.
Ebedi y Morgana se batieron en Initio Usque Finem (Drawets tuvo ciertos problemas para deletrear bien esta simple frase latina; que, huelga decir, un servidor sabe pronunciar mediante la soltura del más cultivado rapsoda). El título, “Alicia en el país de las maravillas”, motivó un relato de dos pijas con ganas de ir a Alemania. Sus intenciones se veían truncadas por Mario, una suerte de voyeur pervertido. Al final, las dos protagonistas se conformaban con vivir en Vallekas.
El público otorgó el logro de este bloque a los Taberneros.
Al fin llegó el turno de la grandiosa Cuadrilogía. Con el título “Enterrado vivo”, Morgana y Ebedi, aceptando el reto de interpretar una historia en “Telenovela/Disney/Musical”, hablaron de la odisea de dos sapos, en busca de rescatar una lombriz enterrada por un perro. Morgana y Yangin también buscaron la complicación, y con el estilo “Documental español”, relataron la historia de un macho ibérico poseído por los espíritus de diferentes animales de granja. Yangin y Flick no deseaban ser menos que sus rivales, y aceptaron el estilo “Fitufos/Ciencia Ficción”, para narrar la búsqueda de una llave por los pitufos, y la odisea espacial que debían pasar, incluido un rescate de Papá Pitufo. Fick y Ebedi, sin embargo, no desearon rizar el rizo, y aceptaron el estilo “Tarantino”, para hablar del rescate del “Negrata”, enterrado vivo. Al final, mataban a todo el mundo en una orgía de sangre y plomo.
Como es costumbre, el resultado de este reto fue un empate.
A continuación, Morgana y Yangin se retaron en un Antojo de Cronos. El título: “Compra un coche”. Hablaron de lo desesperada que puede estar una pareja para ganar créditos, y cómo eran capaces de desnudarse, cortarse las venas o tirarse por la ventana.
Musicum Influenza tuvo como protagonistas a Ebedi y Flick, quienes, con el título “Miaja de apechugues”, danzaron en torno a una historia sobre cómo llevarse el mayor número de apechugues sin pagar por ellos. Las melodías fueron “Show must go on” y “Cuban Pete”.
El logro por este bloque de pruebas fue dado a los Piratas.
Alea Iacta Est volvió a ofrecernos muertes truculentas y desagradables. Así, y desarrollando el título “Qué noche la de aquel día”, Yangin debía morir con un alfiler, Ebedi guillotinada, Flick de un susto y Morgana resbalando en un túnel. Con estos funestos presagios, la historia habló de una extraña familia que solía celebrar la muerte de la abuela con una gymkana, en la que abundaban los túneles de todo tipo.
Los Taberneros obtuvieron el logro por esta última prueba.
El resultado final, Taberneros 3, Piratas 4, coloca a Flick y Morgana más cerca de la Esencia de la Divinidad. ¡Calamburianos! Sólo queda un enfrentamiento en el Torneo de Calamburia. El próximo viernes, los Porteros enfrentarán sus habilidades contra los Desterrados. Este partido es determinante, y servirá para conformar la lista definitiva de los finalistas. ¡No os lo podéis perder!