Los Taberneros

En las noches frías, cuando el viento arrecia y el cielo prepara tormenta, no hay en toda la ciudad de Instantalor un lugar más cálido que la Taberna de las Dos Jarras. En el instante en que uno atraviesa sus puertas siente como si hallara un lugar diferente. En su interior siempre… SIEMPRE hay una fiesta. Allí conviven comerciantes, prostitutas, buscavidas, mercenarios, tahúres y bardos. Todos juntos, arremolinados, apretados, danzando y bebiendo hasta perder el sentido. En la taberna se olvidan las rencillas y las clases sociales. Todos son amigos, compañeros y bienhechores. No hay disputas, y si las hay nadie las recuerda, pues los vapores etílicos se encargan de nublar la memoria. La taberna de las Dos Jarras no cierra ni sus puertas ni sus grifos de cerveza. Los toneles entran por la parte de atrás en una fila que llega hasta los barcos del puerto. Dentro, Ebedi Turuncu sirve las mesas, canta con los cantarines y baila con los bailarines, pero también echa a los que no pagan, pues el sonido de las monedas en el cajón es la más elevada de las melodías, y un buen tabernero no escatima el pago de una gota de alcohol y no fía a nadie. Ni siquiera al mismo rey de Calamburia.

Antaño, Yangin era uno de los dos taberneros, el esposo de Ébedi. Era unjavitaberneropersonajillo ávido de monedas, alegre y tal vez demasiado juguetón con las mozas. Tal vez por esa razón Ébedi tenía el carácter agriado, pues se decía que aquél era un matrimonio forzado. Sin embargo, un día Yangin aprovechó uno de los muchos cataclismos que han amenazado la tierra de Calamburia para no regresar por la Taberna. ¿Dónde se había metido? Ébedi no tuvo tiempo de buscarle, había aún mucha cerveza que servir y muchas bolsas que vaciar de dinero, pues en la Taberna Dos Jarras nadie se marcha hasta que no ha consumido la última moneda.

Tampoco hizo falta buscarle. Ella se encontraba sola y se manejaba sin problemas en el oficio. Y además, un día llegó el perfecto sustituto: el joven Edmundo, antiguo escudero de sir Finnegan, hijo de los Archiduques. Edmundo parecía un animalillo herido, y Ébedi no sólo se apiadó de él, sino que quedó enamorada hasta las cejas. ¡Un escudero, ni más ni menos, al que arrimarse por las noches! Edmundo se lo tomó todo a bien. Ya volvía a tener trabajo, ¿cómo se iba a quejar? Entre los dos surgió, pues, un amor irrefrenable.

Ahora, Edmundo y Ébedi llevan la Taberna Dos Jarras. Un lugar en el que la fiesta nunca se diente. No hace falta regresar a casa, ¡claro que no! Hay camas en la planta de arriba para dormir la mona. Y no hay que preocuparse, la fiesta seguirá cuando uno despierte con la resaca.

La taberna jamás ha cerrado y nunca, nunca cerrará


LOS TABERNEROS

Presentación

Son los encargados de la taberna más famosa de todo Calamburia. Amantes del dinero, la cerveza y de los bienes ajenos. Incluso ahora, en mitad de toda esta guerra, aprovecharán cualquier oportunidad para sisar todo lo que encuentren en su camino. ¡Dad la bienvenida a los Taberneros!


La Pareja

Edmundo

Trabajó mucho tiempo como escudero servicial y fiel. Pero ahora que su señor se ha marchado a vivir aventuras en solitario, ha decidido buscarse un trabajo como ayudante en la taberna.  ¡Un saludo para Edmundo El Espigado!

 

Ebedi Turuncu

Desagradable y de mal genio… o servicial y aduladora. Todo depende del tamaño de tu bolsa. Ahora que su marido está en paradero desconocido, ella es la dueña de la taberna. ¡Saludad a Ebedi Turuncu!

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