Los Protectores Elementales

 Antes de que la tierra de Calamburia adorara al Titán, e incluso antes de que éste y el poderoso Dragón se enfrentaran en una encarnizada batalla por el control de la tierra, el continente, y todo cuanto existía, estaba dominado por los elementos.

Los cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua, no tenían una conciencia, por así decirlo, ni una voluntad. Existían sin más, y gracias a ellos, o por la combinación de dos o más de ellos, todo cuanto existía pasaba del plano espiritual al material y obtenía una forma.

De este modo se creó la tierra, que fue horadada por los caudales de agua. El cielo también tomó su parte de territorio, perlando de nubes el espacio que la tierra no quiso para sí. El último en aparecer fue el fuego. Le tocó el espacio alojado bajo la tierra, en el Inframundo, donde estableció su reinado.

Y de este modo, los cuatro elementos se mezclaron para formar la materia, de la cual nació la esencia de la vida: plantas, animales, humanos y monstruos. Todo salió de los elementos, y todo, a su debido momento, tendría que regresar a ellos.

Los primeros seres eran poderosos: el Dragón y el Titán contenían en su interior gran parte de la esencia elemental. Uno era de fuego y el otro de tierra. Ambos pelearon, liberando la furia de los elementos, y cuando el Titán ganó, fue bajo la tierra para dormir, arrullado por su propio elemento natal, pero ya erigido como dios supremo de Calamburia.

Así, los elementos pasaron a un segundo plano, pues existía un Titán al que adorar. No obstante, cada uno de los cuatro ha estado muy presente en todo cuanto existe hoy día. Siguen a nuestro alrededor, manteniendo el orden en cuanto nos rodea, inmersos en el estado de neutralidad más absoluto.

Los elementos, al no tener voluntad consciente, nunca han reclamado adoradores, ni sacerdotes. Su poder es tan elevado que están por encima de esas cosas. Sin embargo, unos pocos seres vivientes, conscientes del alcance de su poder, han decidido adorarles desde tiempos inmemoriales.

Los protectores de los elementos conforman una casta privilegiada y muy escasa que reside en las marismas de Calamburia. Se originaron hace muchos años, en la época en la que los adoradores del Dragón y los del Titán aún peleaban entre sí. En aquella época, unos pocos supieron ver lo que había antes de estas dos criaturas, y le ofrecieron devoción.

Los cuatro elementos jamás han necesitado rezos, ni cánticos, ni loas. Pero cuando estos pocos hombres se las ofrecieron, decidieron, en su absoluta sabiduría, concederles un don: así nacieron los protectores elementales.

Los protectores vigilan que los cuatro elementos que conforman la realidad sigan manteniéndose en un estado equitativo entre ellos, y que nunca, bajo ningún concepto, uno quede por encima del otro, ni invada un territorio alejado del que le corresponde.

Para que esto pueda ser así hasta el fin de los tiempos, los elementos designan una sacerdotisa cada cierto tiempo. La sacerdotisa, elegida desde niña, es adoctrinada por su predecesora en el arte de la manipulación elemental. Puede jugar con el viento, crear fuego, protegerse tras un muro de piedra o liberar un torrente de agua. Sin embargo, la sacerdotisa nunca debe tomar partido en las decisiones de los hombres. No ha de decantarse políticamente… a menos que los elementos corran peligro. Si alguien amenaza con horadar la tierra, consumir el fuego, malgastar el aire o contaminar el agua, ella saldrá de su encierro para actuar.

Además de manipular los elementos, la sacerdotisa puede convocar un soldado elemental: medio humano, medio ser formado por los cuatro elementos. El soldado tiene como labor custodiarla y protegerla ante cualquier peligro, esgrimiendo una fuerza, agilidad y resistencia como pocas veces se ha visto.

El mal que castiga la tierra de Calamburia: los constantes peligros, las guerras y las amenazas de destrucción, han hecho que Naisha Denali, la sacerdotisa elemental, y su guardaespaldas, Nimai Kalu, hayan abandonado el templo de los elementos en las marismas y recorran la tierra buscando restaurar el orden. Lo harán a cualquier precio, incluso si éste se halla por encima de las vidas de los más famosos héroes. Pero que nadie confunda sus intenciones: en realidad no pertenecen ni al bien ni al mal, sino que enarbolan la bandera de la neutralidad, buscando, siempre, que el universo regrese a su equilibrio imperturbable.

LOS TRITONES

Presentación

Han sido designados por antiguas fuerzas primigenias para vigilar el orden y la preservación de los elementos. Son la caricia de una suave brisa y el freso arrullo del agua. Pero también representan la dureza inquebrantable de la tierra y, desde luego, la indómita rabia del fuego. ¡Ellos son, los protectores elementales!


La pareja

 

Naisha

De niña, fue elegida para guardar los cuatro elementos. Puede conjurar cualquiera de los elementos a placer, y si alguien la enfada demasiado, es capaz arrebatar toda el agua de su cuerpo con un chasquido de sus dedos. ¡Un honorable saludo para Naisha Denali, la Sacerdotisa de los Ementos!

 

 

Nimai

Es el guardia personal de la sacerdotisa, mitad humano, mitad elemental. Se dice que su piel tiene las características de la piedra, que su brazo posee la fuerza de un torrente de agua, y que su corazón palpita con una llama incombustible. ¡Él es Nimai Kalu, La espada insomne!