Los mercenarios, espadas a sueldo para los trabajos más sucios de Calamburia. Ladrones, guardaespaldas, asesinos… sus músculos, inteligencia y falta de escrúpulos están siempre dispuestos.
Los mercenarios rondan las grandes ciudades, se dejan caer por las tascas y deambulan en las esquinas, esperando a que alguien les contrate. Se dice que siempre hay un mercenario dispuesto para cualquier tipo de trabajo, no importa lo ruin y bajo que este sea. De acuerdo, puede que algunos pongan pegas, e incluso que dejen ver algo de moralidad y honor. Pero la solución es seguir buscando. Siempre habrá algún tipo tan desesperado por llenar el estómago que aceptará el encargo que sea… el que sea, de verdad.
Esto plantea un asunto importante: hay varios tipos de mercenarios. De un lado, están los rufianes, borrachuzos y desposeídos, todos ellos necesitados de comida, alcohol y prostitutas. Aceptarán lo que se les plante a cambio de unas monedas. Eso sí, quien les contrate debería tener en cuenta que esta gente no suele realizar buenos trabajos. A menudo cometen errores: matan a la persona equivocada, hacen ruido, dejan pistas de su crimen o, simplemente, fracasan. ¡Pero eh, recuerda que han sido baratos!
Por encima de ellos están los mercenarios de profesión. Son hombres y mujeres con entrenamiento de combate, disciplinados. A menudo se trata de antiguos soldados venidos a menos que aún conservan su espada. Pondrán un precio razonable, tras evaluar la dificultad del encargo. Suelen formar grupos de cuatro o cinco miembros, en el que destacan especialistas en abrir puertas, fabricadores de venenos, arqueros y expertos en manejar cuchillos.
Sin embargo, hay un nivel más. A este pertenecen los mercenarios veteranos. Llevan muchos trabajos a las espaldas, muchas misiones completadas con éxito. Suelen resultar muy caros, y aunque el listillo de turno ahorrara la pasta necesaria para contratarles, eso no significaría nada. Este tipo de mercenario no suele dejarse ver, y una vez que se encuentran, nada garantiza que acepten un empleo. A su altura, uno puede permitirse rechazar lo que le venga en gana.
Seth Gilderain y Sergei Nox, los dos mercenarios más hábiles, peligrosos y astutos del reino de Calamburia, son la élite dentro del último rango. Entre los dos llevan más de trescientas misiones realizadas, todas ellas mediante una ejecución perfecta. No hay pruebas que les delaten, ni pistas, ni fallos. Por eso es tan difícil contratarles.
Quienes les han visto, aseguran que, aunque podrían fingir ser personas corrientes, los Mercenarios gustan de mostrar su carisma a los extranjeros. Ese aura es el que permite que nadie se les aproxime en las posadas y que, cuando llegan a un pueblo o ciudad, la gente haga cábalas sobre qué tipo de misión les ha llevado hasta allí.
Hace una semana, los Mercenarios llegaron a un pueblo llamado Siahuevo de Abajo, al oeste de Villa Olvido. Los habitantes de este humilde lugar, estremecidos con su llegada, no tardaron en urdir toda suerte de elucubraciones. La teoría que va en cabeza es que los Mercenarios han sido contratados por Petequia, para recuperar el trono que, según dicen, le pertenece por derecho. Otros creen que son los Zíngaros quienes les han incluido en sus filas, y que el objetivo no es ni más ni menos que asesinar al Archimago. Sea cual fuere la causa, el hecho es que los Mercenarios se han instalado… y están afilando sus armas.
LOS MERCENARIOS
Presentación
No tienen escrúpulos, ni remordimientos. Son espadas a sueldo, hombres entrenados en el combate, dispuestos a matar por una gran suma de dinero. En su oficio son los mejores. Cuidado si los tenéis cerca, tal vez vuestra cabeza sea el botín de su próxima misión. Ellos son, ¡Los Mercenarios!
Lema
¡Al mejor postor!
La Pareja
Antaño fue un veterano soldado; pero aquella vida pertenece a un pasado que ya no existe.
Lo que ahora importa es acabar con sus enemigos, cuya vida suele finalizar en la punta de su espada.
Jamás ha fallado una misión, hoy tampoco lo hará. Él es: ¡Seth Gilderain!
Sergei
Se dice que, de niño, fue criado entre serpientes.
Tal vez las leyendas no estén equivocadas, pues su voz es el siseo de una cascabel, y en su brazo reside la velocidad de una cobra.
¡Su nombre es Sergei Nox, “El astuto”!
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