Cuando Van Bakari, el traficante de almas advirtió la profunda crueldad que albergaba el alma de Amunet, se percató de que había creado un monstruo difícilmente controlable. Nunca reconocería haber tramado nada a espaldas de la Emperatriz Oscura y sus Altos Demonios, pero decidió poner en marcha un audaz plan para, como él decía, reequilibrar el terreno de juego. Por ello, y bajo la identidad secreta de Amatis de Mora, ha unido y está guiando a sus tres elegidos. Un grupo pintoresco de renegados que lo han perdido todo y que tienen como única misión acabar con la presencia de los demonios en Calamburia.
Ramia Laforet es una maga de la casta Natura, que fue alumna aventajada de Skuchaín. Pero, durante la dirección de Aurobinda, en los años que ésta gobernaba la Torre Arkana con mano de hierro, descubrió ciertas injusticias cometidas en los sistemas de evaluación. Presenció cómo Drëgo, un compañero de su misma casta, copiaba en un examen e inculpaba injustamente a un compañero que fue expulsado y condenado a trabajar como minero por el resto de sus días. Tras presentar sus quejas ante la directora, y a pesar de haber obtenido las mejores notas en el examen, Aurobinda la destinó a la Orden de Guardabosques, el grupo de magos no graduados destinado a vigilar el equilibrio de los portales. Ramia se tomó aquel destino como un castigo de la bruja por haber denunciado la corrupción del claustro y juró vengarse de ella. Una vez nombrada guardabosques, conoció a Aodhan, el miembro más antiguo de la Orden. Ambos conectaron en seguida estableciendo un fuerte vínculo basado en su interés y fascinación por la magia natural, así como por el patrón de experiencias de maltrato e incomprensión que habían vivido en la Torre Arkana. Sin embargo, el día que Ramia Laforet se decidió a confesar a Aodhan su plan para asesinar a Aurobinda, el Guardabosques, muy a su pesar, se vio obligado a expulsarla de la orden. Desde entonces vagó por los bosques llenando su estómago de hierbas mágicas, setas y huevos de pájaro, hasta que fue encontrada por un misterioso buhonero llamado Amatis, que le ofreció un curioso trato que no pudo rechazar. Ahora ha encontrado a otros como ella y se dedica a usar su magia para limpiar el mundo del mal que lo acecha.
Aldric Klausen nació en una familia de sanadores. Su madre, Niobe Kausen, le adiestró desde niño en las artes de la sanación y la contramagia. Pero sus poderes de curación, aparentemente comunes, manifestaron un cambio en su adolescencia junto a su carácter. En una ocasión al tratar de curar, mediante la imposición de manos, a un capitán de la guardia, éste pereció víctima de horribles quemaduras. Los ancianos del Cuerpo de Sanadores, dictaminaron que el joven Aldric poseía un don maldito, que seguramente había sido un castigo del Todopoderoso Titán Oscuro. La Santa Hermandad intervino y lo quiso condenar a ser purificado por el fuego, sin embargo, Niobe imploró por su vida y consiguió conmutar su pena por el destierro. Aldric vagó sin rumbo durante un tiempo, curando a los animales del bosque, preguntándose por qué ellos sí sanaban bajo sus manos. Deambuló durante meses por los bosques hasta encontrar en una caverna a un eremita tullido llamado el viejo Mora que le reveló que en realidad su maldición era un valiosísimo poder: cuando imponía sus manos sobre un ser puro y justo, este era sanado, pero si lo hacía sobre un impuro, su carne ardía hasta ser consumida. El capitán de la guardia que murió en sus manos era, en realidad, un corrupto asesino que extorsionaba a la gente de su aldea a cambio de “protección”. El viejo le ofreció ingresar en una nueva orden donde poner su don al servicio de la lucha contra el mal. El desterrado aceptó sin dudarlo. Ahora Aldric, Manos Ardientes, usa su don para reducir a cenizas a los demonios.
Ona Bakari es hija de una larga estirpe de traficantes de almas. Coleccionar almas ha sido su pasatiempos desde la más tierna infancia, cuando viajaba de pueblo en pueblo con su padre. Por sus trastadas, absorbiendo por accidente el alma de otros niños, su padre y ella habían tenido que abandonar más de una vez, de noche y con premura, una posada o una aldea. Su padre, Van Bakari, nunca reprimió su talento, pero siempre insistió en que debía desarrollar un mayor control de sus poderes. En alguna ocasión, Ona le preguntó a su padre quién era su madre y él, cada vez le contaba una historia distinta y más rocambolesca que la anterior. Por ello, Ona acabó por resignarse a asumir que era una niña medio-huérfana y que las almas iban a ser sus únicas compañeras de juego por el resto de sus días. Hasta que una vez recibió un mensaje anónimo de un tal Amatis de Mora, alquimista renegado, que la invitaba a abandonar a su padre para empezar una nueva aventura donde podría capturar unas almas muy especiales. Ona, que aún guardaba rencor a su padre por no querer contarle el secreto de su origen y por haber apostado su ojo con un demonio cuando era solo un bebé, decidió abandonar al traficante de almas y pasar a formar parte de un equipo en el que, con el tiempo, encontraría a su propia familia.
Ahora los tres renegados, bajo la guía de su misterioso benefactor la que ninguno conoce en persona, conforman el trío de Cazademonios: un grupo de poderosos marginados amantes de la justicia que, tras haberlo perdido todo, están dispuestos a dejarse la piel por hacer de mundo un lugar menos oscuro.
LOS CAZADEMONIOS
Presentación
Ellos son un extravagante trío de guerreros renegados que lo han perdido todo. Quizás es por ello que su misterioso benefactor les ha elegido para formar un extraño pero eficaz escuadrón de élite para luchar contra los demonios que asolan Calamburia. ¡Que tiemblen los cimientos del Inframundo ante la furia de los Cazademonios!
El trío
Ramia Laforet
Alumna aventajada de la Torre Arkana, fue expulsada tras denunciar ciertas irregularidades en la evaluación. Luego intentó encajar como guardabosques, pero su tendencia a romper las normas la siguió persiguiendo. Ahora ha encontrado a otros como ella y se dedica a usar su magia para limpiar el mundo del mal que lo acecha. ¡Tened cuidado con Ramia, la Recolectora de Cuernos!
Aldric Klausen
El es un sanador que fue expulsado de su orden por su propia madre cuando esta se percató de que sus poderes habían sido malditos. Al imponer sus manos sobre la gente justa, esta es sanada; si lo hace sobre un impuro, su carne arde hasta ser consumida. Ahora usa su don para reducir a cenizas a los demonios. ¡Abrid paso a Aldric, Manos Ardientes!!
Ona Bakari
Hija de una larga estirpe de traficantes de almas, dicen que su padre apostó contra el demonio equivocado uno de sus ojos cuando era solo una niña. Atrapar almas ha sido su pasatiempos desde su infancia. Ahora ha decidido coleccionar unas muy especiales, las de los mismísimos Altos Demonios y su Emperatriz. ¡Sentid un escalofrío ante la turbadora presencia de Ona Bakari, la Coleccionista de Ánimas!