¡Ciudadanos de Calamburia! El fabuloso torneo de nuestra amada tierra se viste para la gran final. El pasado viernes tuvimos la oportunidad de presenciar la última de las semifinales, que enfrentaron a los Taberneros contra los Piratas. ¡Ya sabemos qué parejas se disputarán la Esencia de la Divinidad! Yo, vuestro siempre despierto Cronista, he estado ojo avizor a lo sucedido entre los habitantes de la isla Kalzaria y nuestros amados escanciadores. Os relataré lo que sucedió, prestad atención:
Tras las presentaciones, Drawets no quiso demorar más la puesta en marcha del torneo, y por orden del poderoso Titán comenzó el primero de los retos, un Alphabetum, que llevó por título “La lluvia morada en Shangri – La”. Los participantes nos deleitaron con la historia sobre unos amantes de viaje a la montaña, y cómo la lluvia morada ponía azul a Walter. Por fortuna, y a pesar de las dificultades, todo acababa resolviéndose gracias a la Termomix.
Los Taberneros ganaron este primer logro.
A continuación, Ebedi y Yangin retaron a los Piratas a una Polimorfosis. El título, elegido al azar, fue “Trío Calavera”, que motivó una historia sobre un dúo de músicos que buscaban a un tercero. Todos los candidatos eran inmerecedores del puesto; incluso la mismísima policía probó a tocar un instrumento. Al final, viendo que nadie llegaba a la altura, se conformaban con ser dos.
Por su parte, Morgana y Flick lanzaron a los Taberneros el reto del Antojo de Cronos. De este modo, y con el título “Trata de arancarlo, Carlossss. Trata de arrancarlo”. Los llegados de la Isla Kalzaria nos hablaron de Antonio y Marisa, una pareja incapaz de arrancar a “la abuela”, su vehículo para escapar del desierto.
Tras esta ronda, el público concedió, de nuevo, un logro a los Taberneros.
En el siguiente bloque se sucedieron los retos mixtos. Yangin y Flick se enfrentaron en un Plusque Minus con el título “El capote floreado”. La historia habló de los problemas familiares en torno a una casa que olía mal, y cómo la solución pasaba por airear un capote de flores.
Nosce Te Ipsun puso, una frente a la otra, a Ebedi y Morgana, con las personalidades “rabiosa y perraca” respectivamente. Así, la historia habló de dos amigas de viaje a Italia. Una vez allí, decidían bañarse en la Fontana y comer junto a unos perros, emulando el clásico de Disney.
Motivados quizás por el abundante alcohol, el público concedió su voto a los Taberneros.
La anhelada Cuadrilogía llevó por título “Un mojito de fresa”. Morgana y Ebedi, en estilo “Terror – Romántico” narraron el épico viaje en busca de mojitos, cuyo desenlace era una cueva llena de fantasmas que sólo el amor podía disipar. Morgana y Yangin, en estilo “Western”, hablaron de la complicada construcción de un ferrocarril, en el que los trabajadores, siguiendo las órdenes del jefe indio “Mojito”, terminaban revelándose. Yangin y Flick tuvieron que defender el estilo “Telenovela”, con una historia sobre potos y la receta del mojito ideal, única capaz de conseguir el amor verdadero. Por último, Flick y Ebedi desarrollaron una historia en estilo “Tarantino – Porno”, en la que Johnny y su compañero (capaz de levantar biblias sin usar las manos), buscaban a Mojito y a Fresa, dos putas en manos del Sr. Daikiri.
Como suele pasar, la habilidad de ambas parejas hizo que la Cuadrilogía terminara en empate.
En el penúltimo bloque, los Piratas fueron retados a un Musicum Influenza, que llevaba por título “Nos quedamos sin batería en el coche”. La historia habló de una pareja a punto de iniciar sus vacaciones. Tras colocar su abundante equipaje, se daban cuenta de que el coche no arrancaba. Lejos de buscar una solución, la emprendían a golpes con el vehículo, ciegos de ira.
Los Taberneros, por su parte, fueron retados a un Tempus Reductus titulado “La maté por medio bollo”. La historia nos mostró a un asesino que capaz de matar por la bollería industrial, y cómo su abogado, tras negociarlo, terminaba concediéndole medio bombón de chocolate.
En esta ocasión, el público concedió su voto a los Piratas.
En el último juego, Alea Iacta Est, los cuatro contendientes se dejaron morir, como es costumbre, de formas jamás presenciadas por el ojo humano. Así, bajo el peliagudo título “Hacerse un chochete masculino”, que en la historia resultó ser el nombre dado a una empinada montaña, Yangin fue el primero en fallecer, cayendo desde una altura de 10.000 metros. Flick le seguía detrás, ya que, al romperse las uñas, no era capaz de agarrarse a la roca. Ebedi moría “por Kiki”, su pequeño perro, y la última, Morgana, dejaba el mundo de los mortales electrocutada mientras comía napolitanas.
El logro fue concedido a los Taberneros, lo que decantó claramente la victoria.
¡Calamburianos! El resultado de la última semifinal fue claro: Taberneros 5, Piratas 2. ¡Los taberneros se enfrentarán a los Reyes de Calamburia! El ansiado premio, la Esencia de la Divinidad, aguarda a una de estas dos parejas. ¡El próximo viernes sabremos quién es el ganador del Gran Torneo de Calamburia!