53. LA PREDICCIÓN DE LAS PATATAS

-Todo está preparado – declaró Arishai.

En el interior de su tienda de campaña, en el desierto de Al – Yavist, crepitaban las llamas de una hoguera. El humo se escapaba por un agujero del techo, oculto por elegantes tapices de dibujos arabescos. Un círculo de cojines de seda rodeaba el fuego y, no muy lejos, descansaban las serpentinas boquillas de una shisha recién encendida. Arishai tomó una de aquellas boquillas, aspiró y soltó el humo. Las volutas formaron un bosque de zarcillos alrededor de su cabeza.

-Puedes entrar cuando quieras – dijo, encarando la entrada.

Rosi hizo acto de aparición. En su regazo portaba tres enormes patatas. Hubieran pasado por el resultado de una buena cosecha, de no ser porque lucían un tono rojizo antinatural. Eran patatas cultivadas en el desierto, cuidadas por medio de un proceso especial. La hortelana tomó asiento entre los cojines y depositó las patatas frente a ella, en el suelo.Arishai y Rosi, predicción de la patatas 3

-¿Estás segura de que esto funcionará? –quiso saber Arishai.

-Sí –afirmó la hortelana- Estas patatas no se ven nunca. Son patatas especiales, de las que surgen sólo de cuando en cuando. Si se las trata como debe, las patatas adquieren propiedades mágicas.

-¿Qué tipo de propiedades?

-Depende de pa qué vayas a usarlas. Las patatas rojas anuncian un acontecimiento especial, o mu especial, según cómo se mire.

-¿Más especial que el caos del Maelström?

-Es un acontecimiento futuro, las patatas no predicen el presente. Pa eso ya están nuestros ojos.

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Arishai enarcó una ceja. Resultaba complicado comunicarse con aquella mujer, pero ella le había asegurado que las patatas significaban algo importante y, ya que habían surgido de las arenas de Al- Yavist, el acontecimiento tenía que ver con Arishai; le involucraba de un modo.

-De acuerdo, hortelana. Haz lo que debas. Me interesa conocer el futuro que estos tubérculos me reservan.

-Mu bien. Pues a ver…

Arishai y Rosi, predicción de la patatas 2

Rosi tomó las patatas, las observó con detenimiento, estudió sus formas y, sin más dilación, las arrojó al fuego. Al momento, las llamas comenzaron a chisporrotear y a avivarse y, apenas un segundo después, las hoguera duplicó su tamaño con un fogonazo. Incluso el Escorpión de Basalto, acostumbrado a los sobresaltos, dejó su sitio para retroceder. Rosi, en cambio, había entrado en una suerte de trance. Los ojos se le pusieron en blanco, y aferrándose a uno de sus puerros, comenzó una salmodia profética:

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-Escucha, general. El caos del Maelström finalizará con una época de orden que poco ha de durar, pues las extrañas parejas que ha formado el vórtice han forjado alianzas entre sí. Un plan germina en el Bosque Perdido de la Desconexión. El Rey Perturbado desea sacar a su hijo de la hipnosis y permitir que gobierne el reino. Se prepara un alzamiento de la clase baja, de los que nunca han tenido palabra. Los Hortelanos serán movilizados para restaurar el genuino poder… pero necesitarán un general. ¿Estarás dispuesto a comandarles, Arishai? Toma una decisión presto, pues los vientos del Maelström están a punto de detenerse, y cuando lo hagan, habrá llegado la hora de la Rebelión de los Hortelanos.

Arishai y Rosi, predicción de la patatas

Con estas últimas palabras, el fuego regresó a su estado natural y Rosi salió del trance.

-¿Ha funcionao? –preguntó desconcertada.

-Ya lo creo que sí. Tenías razón, esas patatas me reservaban un mensaje muy particular.

-Ya te lo dije, las patatas rojas esconden sorpresas.

-Las esconden –sentenció el general, con la mirada perdida en las llamas- Sí que las esconden.

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